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La justicia norteamericana sufre un serio revés con la absolución del mafioso John Gotti

Francisco G. Basterra

La justicia norteamericana ha sufrido un serio revés en su intento de acabar con la Mafia, debido a la sorprendente, y para algunos "escandalosa" absolución del supuestamente primer mafloso del país, John Gotti, por un jurado de Nueva York tras siete meses de juicio, seguido con pasión por la opinión pública. John Gotti, un elegante personaje de 46 años de edad, de pelo plateado y que viste trajes impecablemente cortados de 1.800 dólares (unas 230.000 pesetas), es considerado el jefe de la familia Gambino, la más poderosa del crimen organizado en Estados Unidos.

Ahora John Gotti es un hombre libre, lo mismo que su hermano Gene y otros cinco lugartenientes. En opinión de un jurado anónimo, de 12 miembros elegidos secretamente para evitar la intimidación, la fiscal, la italoamericana Diana Giancalone, no consiguió demostrar convincentemente las acusaciones de crimen organizado, extorsión, estafa, juego ilegal, secuestro y dos asesinatos contra Gotti y sus acólitos. Gotti, que se ha convertido en una celebridad nacional -Andy Warhol antes de morir le inmortalizó en una portada de la revista Time- abrazó a su abogado y aplaudió al jurado cuando éste emitió su veredicto, en la tarde del viernes, en el sexto piso de un tribunal de Brooklyn."Que la vergüenza caiga sobre ellos. Me gustaría que fueran sentenciados", gritó exultante Gotti, -que por la mañana, como todos los días, había pasado por el peluquero- dirigiéndose a la mesa vacía de los fiscales. La pequeña sala del tribunal se convirtió en una casa de locos, en la que los espectadores aplaudían y los acusados se abrazaban y besaban en una explosión de humanidad mediterránea. Una asistente al juicio gritó: "La justicia ha prevalecido".

Gotti, que representa la nueva era de la Mafia, dirigida por líderes más jóvenes que imprimen a la organización criminal un carácter más tecnocrático, abandonó el tribunal en un inmenso Cadillac de color perla, dirigiéndose a un club cercano a su residencia, donde la familia Gambino y sus asociados celebraron hasta la madrugada del sábado el regreso de su jefe. Gotti dirige el clan Gambino desde el asesinato, en diciembre de 1985, de su legendario padrino Big Paul Castellano, que el FBI cree que fue ordenado por el propio Gotti.

Este ha logrado lo que no consiguieron los más veteranos líderes mafiosos. En una vigorosa campaña, las autoridades federales han logrado en los últimos meses condenar a los padrinos de las otras cuatro familias mafiosas más importantes de Nueva York y del país. Los hasta ahora intocables Carmine Persico, jefe de la familia Gambino, Tony Fat Salerno, capo de la familia Genovese y Tony Corallo, patrón del clan Luchese, están en la cárcel desde noviembre pasado tras ser condenados como miembros de un consejo de administración que dirige la Mafia a nivel nacional. El cuarto padrino, Rasty Rastelli, líder de la familia Bonanno, también está en la cárcel, por diferentes cargos.

Una serie de valientes fiscales, entre los que destaca Rudolph Giuliani, utilizando la ley de organizaciones corruptas y crimen organizado, habían hecho creer a la opinión pública que la Mafia podía ser dominada. La absolución de Gotti, que se ha librado de 40 años de cárcel, frena esa tendencia y supone un balón de oxígeno para la Mafia, cuyo control legal de importantes sectores económicos de la ciudad de Nueva York y de otras grandes capitales la convierten en una institución muy difícil de desmontar. Los fiscales del caso anunciaron ayer que éste es sólo un revés pasajero y que continuará la lucha contra la Mafia, advirtiendo que Gotti no debe considerarse definitivamente a salvo.

150 testigos

En el caso contra Gotti y sus secuaces han fallado las pruebas presentadas por la acusación. "Es evidente que el jurado, que ha estado deliberando durante siete días, con 17.000 páginas de testimonios de más de 150 testigos, ha tenido problemas con las pruebas", ha declarado el fiscal de Brooklyn, Andrew Maloney. El fiscal basó su acusación en el testimonio de delincuentes profesionales, estimulados a hablar con la promesa de sentencias benévolas en sus casos y de ayuda financiera del Gobierno para comenzar nuevas vidas.La defensa de Gotti, en un gesto espectacular, presentó el último día del juicio un voluminoso informe detallando los antecedentes criminales de siete testigos de cargo. La espectacular relación de 69 delitos incluía asesinatos, secuestros y posesión ilícita de drogas. Algunos testigos confirmaron sus crímenes ante el jurado y otros trataron de retractarse de sus declaraciones, asegurando que habían sido coaccionados por la acusación pública. Tampoco conmovieron especialmente a los jurados las decenas de horas de conversaciones grabadas clandestinamente por el FBI, salpicadas con un lenguaje obsceno, en las que Gotti y otros mafiosos describían sus negocios y amenazaban con asesinatos.

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