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El Gobierno belga estudia un plan de privatización inspirado en el modelo francés y británico

El viceprimer ministro de Bélgica, Guy Verhofstadt, ha elaborado un amplio plan de privatización del sector público belga, inspirado en los modelos francés y británico, que ha sometido a sus colegas durante el último consejo de ministros, que concluyó ayer de madrugada, pero que tiene escasas probabilidades de prosperar.Revelado ayer por el diario de Bruselas Le Soir, el proyecto de Verhofstadt, que pertenece a la rama flamenca del partido liberal que gobierna el país en coalición con los socialcristianos, prevé vender en un período de cinco años nada menos que nueve empresas públicas, entre las que destacan la compañía telefónica (RTT), la línea aérea Sabena, la de transportes marítimos (RTM), así como la sociedad de distribución del gas (Distrigaz).

Verhofstadt, que desempeña también la cartera del Presupuesto en el Gabinete, incluye en su plan privatizador a una caja de ahorros y cuatro institutos de crédito especializados en la concesión de fondos a la industria, los agricultores y las profesiones liberales, además de los préstamos hipotecarios.

Además de las connotaciones liberales que tendría esta iniciativa, el objetivo del viceprimer ministro consiste en recaudar de aquí a 1992 -año en que el grueso del sector público habría pasado a manos de empresarios privados- 21.000 millones de francos belgas, unos 85.000 millones de pesetas, que le permitirían colmar parte del agujero de la Hacienda pública. Bélgica es el país de la Comunidad Europea (CE) que tiene mayor déficit público, cercano al billón y medio de pesetas.

Reacciones frías

Las primeras reacciones a la propuesta formulada por Verhofstadt han sido más bien reservadas, sobre todo por parte de sus socios socialcristianos, tanto flamencos como valones, que constituyen la columna vertebral de la coalición, a pesar de que su autor haya intentado satisfacerles incluyendo medidas que estimulen la participación de los trabajadores en el capital de las empresas transferidas al sector privado.La negativa al plan de Verhofstadt, sin embargo, chocará con la realidad del déficit. Los superministros belgas de economía no saben cómo recortar las actuales partidas presupuestarias de forma que sea posible ahorrar unos 65.000 millones de pesetas en el próximo presupuesto. Las alternativas se centran en un recorte en los gastos de la Seguridad Social o en la educación.

El Banco Nacional de Bélgica, por su parte, anunció ayer un descenso de medio punto de su tipo de descuento, que pasa del 8,5% al 8% a partir de hoy.

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