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Paola Marinelli,

una italiana de 20 años, parió ayer una niña de tres kilos delante del hospital romano de San Giovanni, en parte acosada por las prisas y en parte como acto de protesta por no ser atendida por el médico de guardia, que se negó a interrumpir su reposo para asistir a la parturienta. La madre, que estaba acompañada de su marido y de su hermano, se arregló muy bien sóla y tanto ella como el bebé se encuentran en perfecto estado.

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