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LA CULTURA ESPAÑOLA ENTRE DOS MILENIOS / 1

A quién le importa el futuro

P. S., Este reportaje nació de la sospecha de que en algunos países desarrollados (Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón), que disponen de un gran patrirnomo cultural, existe una clara preocupación por el futuro de la cultura. Y, lo que es más, existen proyectos específicos para un amplio espectro, superior al tradicional de las humanidades en el que se suele encuadrar la cultura.

No parece haber mucho interés en España por lo que va a ocurrir en el futuro, o al menos en ese diagnóstico coincidieron buena parte de los consultados, todos ellos intelectuales, artistas, gestores o personas relacionadas con la prospectiva; en todo caso, los objetivos son a muy corto plazo. La Administración sólo comienza a pensar en 1988 como el año de la recuperación de Carlos III como el rey ilustrado, y todo lo más, en el V Centenario del Descubrimiento de América y en los Juegos Olímpicos de Barcelona, asuntos que mojan en la política y merecen, por tanto, una información específica.

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La curiosidad respecto al futuro se centra en España en objetivos muy concretos, como, por ejerriplo, la evolución del consurno, dice Adolfo Castilla, directeir de prospectiva de la Fundación para el Estudio y Desarrollo Social de las Comunicaciones- (Fundeseo), dependiente de la Compañía Telefónica.

Prima la ciencia

Grandes centros de investigación, como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, apenas dedican esfuerzos individuales y específicos al futuro de la cultura, y se centran en proyectos estrictamente científicos -sin duda también son cultura-; otros centros en los que el futuro va a tener con toda evidencia una importancia extraordínaria, como Televisión Españo la, casi no dedican ningún es fuerzo que no sea técnico.

Salvo vagas alusiones a un eventual interés de Felipe González por los estudios de prospectiva social, y la afirmación del ministro de Cultura de que se mantiene informado de lo que ocurre fuera -afirmación no muy desarrollada-, no hay demasiados rastros de que ningún gobernante español se inquiete de una forma concreta por este asunto.

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