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Polémico plagio en Yugoslavia de un cartel nazi

El fiscal de la ciudad de Liubliana ha pedido que se juzgue por un supuesto delito de ofensa a Yugoslavia a los autores del cartel que iba a ser impreso en miles de ejemplares para conmemorar este año la fiesta del Día de la Juventud y el aniversario del nacimiento del fallecido presidente Tito (25 de mayo). El poster ha resultado ser un plagio del cartel de Richard Klein que en los años treinta presidía los actos de las juventudes hitlerianas en la Alemania nazi.Lo peor es que, antes de descubrirse el escándalo, una comisión oficial había dado el visto bueno al cartel.

Éste sólo suscitó las críticas de elementos modernistas que veían en el motivo un retorno a los cánones del realismo socialista: un robusto mocetón de músculos espléndidos y rostro cuadrangular enarbolaba en una mano la bandera tricolor yugoslava y en la otra el símbolo de la fiesta de la juventud.

En el original nazi, un adalid ario esgrimía en un puño un cetro que culminaba en la cruz gamada y en el otro una antorcha. Hasta las luces y las sombras coinciden en buena parte.

Los autores de la obra son jóvenes de aire punk pertenecientes a una cooperativa artística de Eslovenia, la república alpina yugoslava colindante con Austria. "Formamos parte de la generación televisiva y abordamos la historia sin esas emociones que suelen empañar el arte. En las civilizaciones, el arte sobrevive a la política", declararon sonrientes los jóvenes a los representantes de la Prensa yugoslava.

El día de la juventud y aniversario del nacimiento de Tito es tradicionalmente precedido por una carrera de relevos que recorre todo el país (media España en superficie) durante varias semanas. Los jóvenes participantes se pasan de mano en mano un artístico símbolo (la estafeta), que encarna la unidad de los ocho entes autónomos y sus 10 nacionalidades.

Todo culmina el 25 de mayo en el estadio Partizan, de Belgrado, en un multitudinario espectáculo de dudoso gusto, en el que miles de niños y soldados componen con sus cuerpos alegorías patrióticas o humanistas sobre el césped, al ritmo de músicas que van de los cantos partisanos al rock blando.

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