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Un diputado entre rejas

Amelia Castilla

José Luis Torner no está muy seguro si lleva 10 o 12 días internado en la prisión de Carabanchel. Está en la enfermería por decisión de la dirección del centro, aunque no le asusta lo más mínimo la posibilidad de estar en una galería con los demás internos. Considera una experiencia "fajarse en la cárcel y vivir el mundo carcelario. No me da ningún miedo; sí ellos son peligrosos, yo también puedo serlo", aseguró.El ex diputado se levanta,4ntes de las nueve y limpia su celda con el cubo y la fregona cuatro veces al día. Ha rechazado ofertas de internos para fregar su cuarto por 300 pesetas y afirma que ha limpiado en más de una ocasión la de un preso muy mayor que apenas puede con su cuerpo.

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Torner se define como un maniático de la limpieza, "sobre todo aquí, donde se masca la tragedia por la cantidad de enfermedades que hay. Estoy rodeado de enfermos de SIDA, hepatitis, tuberculosis y no sé cuántas enfermedades más que son contagiosas", dice para justificar su pulcritud

Se ducha dos veces al día, con agua fría -"porque no hay caliente"-, y hace mucho ejercicio físico. "El patio mide unos 162 metros, y hago footing durante una hora", manifestó. En ese tiempo se da unas 100 vueltas y luego hace una tabla de gimnasia para evitar aumentar de peso y perder la forma física.

Este hombre, que durante un tiempo de su vida fue director de un hotel, asegura que se le da bien la cocina y en la prisión suele preparar su propia comida con los pocos medios de que dispone. El ex diputado afirma que se alimenta casi exclusivamente de lo que él considera algunas de sus especialidades, como el arroz con leche y la compota de manzana.

Es partidario de la medicina naturista y aconseja a sus nuevos compañeros sobre el tipo de alimentación que deben tomar. Entre sus prohibiciones culinarias se encuentran las grasas de cualquier tipo.

Un destino en la biblioteca

Torner solicitó nada más llegar al centro penitenciario un destino y ahora trabaja en la biblioteca de la cárcel. Afirma que ha conseguido que la pinten y que le pongan baldas nuevas. "Va a quedar muy bonita", vaticinó convencido.

Confía en salir pronto de la prisión de Carabanchel, pero "mientras esto dure trataré de que mejoren las condiciones de vida de los presos. Aquí hay mucho trabajo que hacer. Nadie se imagina lo que son las prisiones hasta que no las conoce por dentro", manifestó.

Lo que más le fastidia a Torner, que se define como un socialista convencido, es tener que compartir el espacio vital con uno de los procesados en relación con la matanza de Atocha. "Él sí que vive bien", dice. "Tiene televisor en color en su celda y cubre su cama con la gallina [el antiguo escudo de España con el águila bicéfala].

Torner considera "una minucia y algo pasado" sus antecedentes penales, ya caducados, por conducción temeraria y hurto.

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