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La Administración sugiere formar un comité de acreedores para renegociar la deuda de FECSA

El Gobierno abrió ayer, con la participación del Banco de España y los Ministerios de Economía e Industria, lo que denominó una "campaña de concienciación" ante los bancos accionistas y acreedores nacionales y extranjeros de FECSA para convencerles de la necesidad de aportar, dentro de esta misma semana, soluciones a la crisis. Fuentes oficiales sugirieron la formación de un steering committee, liderado por los bancos acreedores, con el objetivo de "renegociar a bajo coste" la deuda de la compañía, que se eleva a unos 575.000 millones. El presidente de FECSA, Juan Alegre Marcet, ha convocado una reunión del consejo de administración para mañana para informar de sus gestiones con la Administración y Unesa.

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Representantes del Banco de España y de los ministerios de Hacienda e Industria y Energía se entrevistaron ayer con los los bancos extranjeros acreedores de FECSA y miembros bancarios del consejo de administración (le la compañía. El mensaje oficial en todos estos contactos fue el mismo: la crisis de FECSA es "singular", no tiene precedentes ni se repetirá en ninguna de las sociedades del sector eléctrico. Por esta razón, argumentaban las fuentes oficiales, no está en peligro el rating (nivel de solvencia) de España ni tiene porque estrangularse el flujo de financiación al resto de las empresas del sector.Sin embargo, en medios financieros catalanes existe una amplia coincidencia en destacar la inoportunidad de la suspensión de la cotización en bolsa de la empresa por las dificultades que generará en la renegocicaclón de la deuda. Algunos directivos manifestaron haber recibido numerosas llamadas de entidades financieras extranjeras alarmadas por la noticia.

El secretario general de la Energía, Fernando Maravall, se reunió ayer, por separado con representantes bancarios del conseje, de administración de FECSA, a los que expuso la posibilidad de formar un "cornité de acreedores" (stering committee) que se encargue de renegociar con la sociedad la totalidad -o lo que sea posible- de su deuda. De esta forma, argumentan fuentes oficiales, se reduciría el peso financiero de, por lo menos, 200.000 millones del denominado "stock de endeudamiento" de la empresa y se conseguiría reducir a cero los costes diferidos acumulados en los dos próximos años.

Esta quita de deuda, que podría adquirir la fórmula de créditos blandos o de créditos participativos, sería superior a la que se realizó en su día con Explosivos Río Tinto (ERT).

Juan Alegre, que se entrevistó ayer con el síndico-presidente de la Bolsa de Madrid, Enrique de Benito, mantuvo también contactos con el equipo de expertos que espera redactar, para antes del próximo fin de semana, un plan definitivo de viabilidad para la empresa, basado en la reducción de costes financieros y en aportación de nuevos recursos que, a medio plazo, cubra las fuertes inversiones que la sociedad ha realizado en los últimos años.

'Efecto dominó'

Por otro lado, la Administración, a través del Banco de España y del Ministerio de Economía y Hacienda, trató ayer de solventar un nuevo frente que ha abierto la crisis de FECSA: la repercusión de los problemas de esta sociedad en el necesario flujo de financiación que requiere un sector que, como el eléctrico, afronta importantes desembolsos por las inversiones en las que está inmerso.

El "esfuerzo de persuasión" oficial se realizó ante representantes de los bancos extranjeros acreedores en FECSA por parte del subgobernador del Banco de España, Juan Antonio Ruiz de Alda, quien, sin embargo, desmintió su participación en las negociaciones. Según fuentes gubernamentales, la idea de la Administración es llegar a una situación que, sin recurrir a una "suspensión de pagos legaV, permita renegociar con la banca acreedora "toda la deuda posible" de la compañía. Se llegaría así, según las fuentes consultadas, a una "solución tipo ERT", con quita de deuda en algunos casos, con concesión de créditos blandos por los accionistas bancarios o, en algunos casos, a la conversión de deuda por acciones de la sociedad (créditos participativos).

El esquema de la Administración, sin embargo, tropieza con la enorme dificultad de la dispersión de la deuda de la sociedad. De los 575.000 millones de deuda, unos 300.000 millones son obligaciones que están en manos de inversores privados y, en menor escala, de algunos bancos accionistas. Del resto, unos 200.000 millones están en bancos extranjeros, pero de forma tan dispersa que el mayor riesgo lo tienen cajas de ahorro y fondos de pensiones norteamericanos y entidades japonesas que ni siquiera tienen sucursales u oficinas de representación en España.

Por su parte, fuentes del sector se muestran muy escépticas sobre los supuestos planes de la Administración para reflotar FECSA. Estos medios creen más bien que Industria ha diseñado una estrategia general para el sector más que un plan para cada empresa. Esta estrategia significa apartar a FECSA de las demás empresas para no condicionar la subida de tarifas a la situación de la empresa catalana y para reforzar la imagen del sector eléctrico en los ambientes bursátiles y financieros, liberándolo de la empresa que se encuentra en situación más comprometida. Sin embargo, esta doble estrategia no contempla medida específica alguna para FECSA.

Otro problema que preocupaba menos en la companía era la búsqueda de un alto ejecutivo para FECSA. Medios oficiales bancarios barajaban dos hipótesis: el nombramiento de un consejero delegado con el mantenimiento de un presidente formal y la búsqueda de un nuevo presidente ejecutivo. En ambos casos, el retrato robot era el mismo: experto en finanzas, duro y firme en negociaciones con la banca y, a ser posible, catalán.

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