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Jaime Caballero afirma que no le gustaría ver a sus secuestradores ante la justicia

Jaime Caballero, el empresario guipuzcoano, secuestrado por ETA Militar y liberado el pasado sábado tras 59 días de cautiverio, manifestó ayer tarde, en su primera comparecencia ante los medios informativos, que no guarda aversión a sus secuestradores y que no le gustaría que fueran conducidos ante los tribunales de justicia.

Antes de iniciarse la conferencia de prensa, el portavoz de la familia del industrial durante el secuestro, Francisco Tuduri, advirtió a los informadores que ni él ni Caballero responderían a preguntas relacionadas "con hipotéticos contactos, negociaciones o pago de rescate", que algunas fuentes sitúan por debajo de los 200 millones y otras en 250 millones, cantidad que habría sido entregada a ETA Militar en dos plazos.El recién liberado manifestó que ha pasado estos dos meses en un habitáculo de cuatro metros de largo por dos y medio de alto y dos de ancho, sin otro mobiliario que una silla y más objeto que una colchoneta, una almohada y un pequeño balde para hacer sus necesidades. Afirmó no haber pasado frío en ningún momento y dijo que los secuestradores, tres hombres que se mostraban ante él encapuchados, tenían puesta música vasca las 24 horas del día datos que, unidos a la descripción de su habitáculo, sugieren la idea de un zulo (escondite) camuflado en el interior de una vivienda.

El gerente de Papelera del Oria dijo no poder aportar de talle alguno sobre sus secuestradores, el lugar de cautiverio o los trayectos que realizó convenientemente drogado, oculto en el interior del maletero de un vehículo. Únicamente señaló que el coche que el sábado le trasladó hasta el alto de Arrate, cerca de Éibar, don de fue liberado, circuló por una carretera de baches, que podría tratarse de una vía vecinal.

Caballero admitió haber pasado por momentos muy dificiles y haber temido por su vida pero dijo que habitualmente lo graba sobreponerse a sus pensamientos y distraerse leyendo periódicos, libros y revistas haciendo crucigramas o charlando con sus guardianes. "Hablamos de todo, incluso de política. Ellos exponían sus ideas y decían que iban a continuar".

Jaime Caballero, de 44 años, padre de dos hijos, votante de Coalición Popular, negó estar afectado por el denominado síndrome de Estocolmo. A preguntas de los medios informativos señaló, sin embargo, que no guarda aversión a sus secuestradores -"aunque tampoco voy a decir que les tenga una gran simpatía"- y que no le gustaría verles ante los tribunales. "Yo no soy rencoroso, lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie", añadió el empresario, a quien ETA exigió el impuesto revolucionario hace diez años.

El industrial destacó el buen trato que le dispensaron sus guardianes, indicando que le facilitaban tabaco, agua y leche siempre que lo pedía, y ponderó la bondad de la comida. El empresario dijo que sus secuestradores le fotografiaron a las dos semanas de cautiverio y que le invitaron a escribir unas breves líneas dirigidas a su mujer e hijos.

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