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Protesta festiva por la sustitución de las farolas de Sol

Arquitectos, pintores y pueblo llano en general participaron ayer en la Puerta del Sol en un animado debate, con cava incluido, sobre la decisión municipal de sustituir las farolas, objeto de polémica ciudadana después de la reciente reforma de la plaza. El acto, promovido por la revista La Luna, finalizócon el encadenamiento de varios de los presentes a una de las cerillas, mientras otros pedían una moratoria y calificaban de electoralista la decisión del alcalde.

"Con Tierno no hubiera pasado", "Que dejen las farolas y quiten la Junta de Energía Nuclear", "Son una birria". La operación Apoyo a las Farolas, tuvo un aire de fiesta que acabó convirtiendo la zona del oso y el madroño en un improvisado parlamento popular.Para Tono Martínez, director de La Luna, la sustitución de las farolas es por electoralismo del alcalde Juan Barranco, va que el pueblo pide otras muchas cosas y no se le dan". "No ha habido ni un plazo mínimo de cortesía para los autores del proyecto ni para que el público se acostumbre. Sol no es una plaza antigua, es de principios de siglo; antes teníamos aquí farolas de autopistas y nadie protestaba", concluyó Tono.

Ya se habían formado alrededor de los contestatarios varios corrillos de ciudadanos. Jubilados, amas de casa, paseantes en general se acercaban y daban su opinión sobre las controvertidas farolas. "Que las dejen un año, que no se precipiten, aunque a mí me parece mal la dirección de la luz", opinaba uno; "Que pidan firmas", "Que las quiten", "Las cosas nuevas necesitan un poso", terciaban otros. Una señora, madrileña de varias generaciones, consideraba que a quienes no gustaban era a los que procedían de los pueblos; otro de los presentes, contrario a las cerillas, rivalizaba en raigambre castiza.

"Francarnente, hay que suponer que los arquitectos lo habrán hecho bien; la prueba es que ya se las quieren llevar para Cataluña", opinaba un contable cincuentón. "Todavía no sé si me gustan, la verdad", añadía una señora. Una viejecita muy preocupada preguntaba en loscorrillos: "Pero el madroño no lo quitan, ¿verdad?".

Muchos de los presentes se lamentaban de tanta discusión: "Con las cosas tan importantes que hay en una nación... ¡Que le den agua a las farolas!".

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