¡Oh, Renfe!
Me veo en la masoca obligación de ser usuaria de vuestra inigualable compañía ferroviaria, un tanto obsoleta, un tanto desfasada y del todo odiosa. Mis aventuras en vuestros vagones servirían para llenar las 37 primeras páginas de una novela. Incluso en una ocasión os pasásteis tanto que decidí "colaborar" en ese libro de reclamaciones que a menudo se os solicita. También en esa ocasión, y para que hiciérais caso de la reclamación, me acordé de que existen oficinas del consumidor, y finalmente mi razón se impuso a vuestro descaro.El caso es que esta masoca obligación de ser usuaria me tiene hasta más arriba del tópico. Nunca, nunca o casi nunca llego puntual a mi trabajo. ¿Sabéis lo que os hace falta? Una competencia que os diera un par de vueltas. Pero claro, está más que comprobado que sin competencia no hay interés ni ganas.-
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