Shevardnadze explica en Berlín y Praga la renovación anunciada por Gorbachov
El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, comenzó ayer en Berlín Este su primera visita oficial a la República Democrática Alemana (RDA), en el marco de una gira que le llevará también a Praga mañana. Es la primera iniciativa diplomática de Moscú hacia sus aliados para explicar la política de renovación expuesta por el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, ante el reciente pleno del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (PCUS), que ha provocado una notable confusión en los regímenes de Berlín Este y Praga.
Shevardnadze se entrevistó ayer con su homólogo germanoriental, Oskar Fischer, y hoy lo hará con el jefe del Estado y del partido comunista (SED) de la RDA, Erich Honecker. La RDA, con gran importancia económica, política y militar en la alianza del bloque socialista ha reaccionado con sentimientos encontrados a los planes de Gorbachov para democratizar el aparato del partido y fomentar la autocrítica, la transparencia y la eficacia.El discurso del número uno soviético ante el pleno del Comité Central del PCUS se publicó en la RDA con recortes considerables, y se omitieron los pasajes más controvertidos y las críticas al pasado.
Sobre la renovación económica, Berlín Este considera, no sin razón, que ha realizado ya muchos de los planes que ahora esboza el Kremlin. Alemania Oriental, con el mas alto nivel de desarrollo industrial y tecnológico del bloque comunista, está llamada a jugar un papel importante en la modernización tecnológica de la URSS. El régimen no ve, por tanto, motivos de autocrítica.
Respecto a las reformas internas del partido propuestas por Gorbachov, en Berlín Este se percibe poca disposición a acometerlas. Conceptos como democratización de la sociedad, elección secreta de cuadros del partido, transparencia y pluralidad de información no entusiasman a un aparato que teme por su estabilidad, lograda con mucho esfuerzo. Mientras en la URSS se habla cada vez más de cambios, reformas y crítica, el órgano del SED insiste en "mantener la línea de probado éxito del partido".
Mañana, Shevardnadze parte hacia Praga, donde le espera un partido comunista aún más reacio a cambios. Los efectos de la nueva política de Moscú ya se perciben en Praga. Hay inquietud en la cúpula dirigente y esperanza entre la población. Puede ser el principio del fin político de los líderes de la ortodoxia que persiste en el partido comunista checoslovaco desde 1968: el jefe del partido, Gustav Husak, y el ideólogo, Vasil Bilak. El primer ministro, Lubomir Strougal, y el secretario del Comité Central, Milos Jakes, se han aupado ya al carro del reformismo gorbachoviano.
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