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El día después de la victoria

Vecinos de Sestao han expulsado por la fuerza a los más conocidos delincuentes juveniles

Vecinos de Sestao han expulsado esta semana del pueblo a cuatro jóvenes delincuentes. Tras el éxito, queda la resaca entre las cuadrillas que les expulsaron, los que vieron la expulsión y los que tratan de que no vuelva a suceder. Sestao es un municipio que, según lo censos, carece de tierras labradas y de instalaciones hoteleras. Cuarenta mil personas viven en un pueblo construido en los límites de Altos Hornos de Vizcaya. El alcalde es socialista.

El Cubita, Fuyana, Los Peques se han ido. Según una extendida versión, tenían la costumbre de atracar comercios, robar la paga de los domingos a los niños que jugaban en la plaza, dar navajazos. Uno de ellos violó a unas crías. Se les acusa de robar para pagar la heroína y de haber atracado seis comercios durante las primeras semanas del mes de enero. Han sido detenidos múltiples veces. Son de Sestao, donde no hay cuarteles de retención en el Ayuntamiento ni comisaría de policía.El alcalde, Santiago Llanos, habla del "torpe vicio de la droga", afirma que: la heroína es un reto que afecta a todo el mundo y que el problema de la delincuencia no se va a resolver ni en esta sociedad ni en la otra. Además, afirma que "la autoridad la ejerce quien está investido para hacerlo. No podemos estar de acuerdo con que las personas hagan justicia en estas condiciones".

En la segunda semana de enero, grupos de Sestao se organizaron para enfrentarse a los delincuentes del pueblo. Los comunicados distribuidos por los bares estaban firmados por "Las cuadrillas". En la noche del 14 de enero descubrieron al Fuyana en un bar. Algunos iban con pasamontañas y palos. Le golpearon. Según las distintas versiones, eran 200, 100, 40. Días antes, se dice que también otro delincuente fue golpeado por una cuadrilla. El día 15 de enero, El Cubita se entrega a la policía por miedo a "las patrullas". La Brigada de Policía Judicial de Portugalete afirma que M. S. L., alias El Cuba, de 20 años de edad, fue detenido el pasado día 15 como presunto autor de seis atracos.

"Lo que tienen que tener bien claro es que no le pueden quitar a la gente lo que es legítimamente suyo. Les hemos demostrado que el pueblo es nuestro".

El hombre que se ha ofrecido como introductor en el ambiente de "las cuadrillas" es joven, comerciante, ha sido atracado e insiste en que no se hable de "patrullas" porque no son patrullas. Son gente distinta, jóvenes y mayores, hombres y mujeres. "Fue una iniciativa espontánea entre la gente de las cuadrillas, los que nos vemos todos los días en los bares. Ya no salimos por la noche, pero si vuelven a atracar los mismos en el pueblo, les volveremos a responder".

Contradicciones

"El alcalde propuso que se formara un consejo de protección ciudadana. Pero, ¿eso para qué sirve? Sólo para hablar". Más gente joven respalda las opiniones del introductor de las cuadrillas y el discurso se hace más confuso. "La única solución que se le ocurre al alcalde es la de traer más policía". La conclusión es que la policía no sirve para nada, y cuando interviene es sólo para líos.

La gente que defiende la actuación de las cuadrillas no es mucho mayor en edad que los huidos, a los que conocen de toda la vida. Reconocen que están sumergidos ahora en algunas contradicciones, porque no es agradable para nadie hacer estas cosas. Al mismo tiempo, afirman que en el pueblo se habla bien de la acción de las cuadrillas y que el ambiente en la calle ha mejorado, que la gente pasea más tranquila.

El ambiente en las calles de Sestao es más o menos el mismo de siempre. La gente se mueve con rapidez, y los ociosos se acercan al parque, unos cuantos metros cuadrados de cemento despejado entre la plaza de España y la Gran Vía de José Antonio Aguirre y Lecube. Allí pasean los ociosos como en cualquier parte del universo, allí está el Ayuntamiento, por allí pasean las cuadrillas de bar en bar cada día, y por allí deambulaban todos los días El Cubita, Fuyana, Los Peques y los demás.

Gentes que no forman parte de "las cuadrillas" dicen que les apoyan, que nadie hace nada contra la delincuencia. La policía asegura que no ha habido aumento de la delincuencia en Sestao durante el año 1986. "Lo que ocurre es que hay un sentimiento de temor generalizado. Los delincuentes amenazan con represalias a los que les identifiquen, y las denuncias no prosperan. Pero son cuatro y un cabo. La margen izquierda es una zona muy trillada por la policía".

La margen izquierda es la margen izquierda del Nervión, un aglomerado de municipios sumidos en la presuntuosa comarca del Gran Bilbao, un inmenso dormitorio rodeado de enormes industrias en ruinas. El alcalde afirma que el somatén no es una solución, que primero se empieza con el propósito de la seguridad ciudadana y después la violencia en grupos se generaliza a todos los conflictos. Reconoce que no existe posibilidad financiera para hacer un programa ambicioso de asistencia social. Se apresura a indicar que han cedido ya unos terrenos para que se instale la Ertzantza. Recuerda que en la pasada primavera promovió una manifestación ciudadana para concienciar al pueblo y que no hubo continuidad. El día de la manifestación se celebraron dos manifestaciones. "Las cuadrillas" asistieron a la otra.

Silencio

En el bar donde pillaron y pegaron a Fuyana, la gente cuando cae la noche se acoda en la barra del bar y se entretiene mirando vagamente a dos nenas del instituto que acaban de llegar y se han enredado con los que jugaban al billar. Hay gente que prefiere no hablar de la historia del pasado miércoles con cara de hastío infinito y quien accede a hablar, pero con relajo.

"Esos tíos iban muy fuertes. Dando palos todos los días. Pero yo les vi entrar a los otros cuando pillaron a Fuyana. Iban como locos, con capuchas, con palos. Lo podían haber matado", comenta un parroquiano.

En los bares de Sestao queda un comunicado firmado por "las cuadrillas" diciendo que ellos no son "patrullas", un alcalde al que su mujer le dice que está cogido por los dos lados y gente joven de mirada huidiza. En el parque, los críos juegan a la espera de la paga de los domingos.

Las cifras del castigo

La expulsión de los delincuentes en Sestao ha coincidido con la presentación de una muestra de dibujo, cuento, poesía y fotografía, realizados por presos, organizada por Salhaketa (Denuncia). La asociación de ayuda a presos ha recibido recientemente el Premio Jesús Galíndez, entregado por el Ayuntamiento de Vitoria, por su defensa de los derechos humanos.

Según Salhaketa, 5.000 personas ingresan cada año en las tres cárceles de la comunidad autónoma vasca. El 80%. de los que han sido ingresados alguna vez en las prisiones de Martutene, Basauri o Nanclares de la Oca se pueden considerar como reincidentes. El 40% de los ingresados se encuentra allí en calidad de presos preventivos, a la espera de una sentencia.

Durante esta misma semana, las pesimistas cifras de Salhaketa sobre la eficacia de la cárcel para resolver el problema de la delincuencia recibe confirmación. Dos presos de Nanclares de la Oca fueron detenidos por la Brigada de Policía Judicial de Bilbao, acusados de matar a un trabajador de la empresa cooperativa Beyena. Los dos detenidos habían recibido un permiso de fin de semana cuando se cometió el intento de atraco. Los asaltantes mataron a un empleado y no consiguieron abrir la caja fuerte de la central lechera.

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