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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Otros culpables

Decir que el funcionamiento de la justicia en España es lento y malo no es descubrir nada nuevo; las causas son de sobra conocidas, siendo la más importante y principal el hecho de haber aumentado los procesos en más de cinco veces en los últimos 20 años y seguir siendo los mismos funcionarios que entonces. Pero añadir que "nuestra justicia constituye vergüenza, insulto y vejación nacionales y que los encargados de aplicarla rinden culto a principios y filosofías no ya de matiz claramente inmovilista y retrógado, sino en franca oposición con las normas mínimas de la decencia, la rectitud, la honestidad y la probidad", como afirma don Iñigo Escudero, abogado de Madrid, en la sección Cartas al Director (EL PAÍS, sábado 3 de enero de 1987), hace que todos aquellos que tengamos alguna función en el engranaje de esa máquina que es la Administración de justicia debamos hacer un análisis serio y honrado sobre cuál está siendo nuestro comportamiento dentro de esa máquina, y tomemos conciencia de la importancia que tiene nuestra función, extremando nuestro celo para que todas nuestras actuaciones vayan impregnadas de honradez y amabilidad hacia los profesionales del Derecho y de cuantos ciudadanos tengan relación con nosotros.Pero no estaría de más, don Íñigo Escudero, que los componentes del colectivo al quetisted pertenece hicieran también ese análisis serio y honrado sobre su comportamiento dentro de la gran máquina, pues por poco que se conozcan sus complicadísimos engranajes está claro, y se puede demostrar con infinidad de ejemplos, que dentro de los grandes males que entorpecen el buen funcionamiento de la Administración de justicia, alto tanto por ciento de culpa no es atribuible a los funcionarios que la sirven y se encargan de aplicar las leyes, sino a esos otros colectivos que también forman parte importantísima de la máquina, y que no siempre, por desgracia, muchos de ellos actúan con la debida decencia, rectitud, probidad y honestidad.

Le aseguró, don Íñigo Escudero, que si seguimos desacreditando a las instituciones y a las personas que las representan y sirven, todos saldremos perdiendo.- Oficial del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de .

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