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La Bolsa de Nueva York continuará subiendo, a pesar del incierto clima económico en EE UU

Francisco G. Basterra

Eran las 2.52 horas de la tarde del jueves en Nueva York cuando un agente, pegado a la pantalla de su ordenador, gritó en su oficina de Wall Street: "Tenemos 2.000, tenemos 2.000". En la firma financiera Shearson Lehman Brothers, los directivos descorcharon el champán que tenían preparado desde hace dos días, y en la sede de la Bolsa neoyorquina, la campaña del cierre de la sesión fue saludada con una lluvia de pape es lanzados al aire. El índice Dow Jones acababa de romper la frontera mágica e histórica de los 2.000 puntos, tras una subida espectacular de 106 puntos en sólo cinco días, y cerraba a 2.002,25.Ayer no había resaca en Wall Street, y son bastantes los expertos que creen que la Bolsa tiene aún margen de crecimiento y hablan de la frontera 2.500 o 3.000 como algo alcanzable en unos meses. "Psicológicamente es un hecho histórico", explicaba un experto. La impresión general es que hay mucho dinero dispuesto a continuar invirtiendo en valores y que la Bolsa está mostrando una gran fuerza, no sólo en acciones Blue chips, de las empresas más fuertes, sino en valores de tipo medio y pequeño. Esto es más importante que el límite de los 2.000 puntos.

El comportamiento de la Bolsa rompe los moldes de la ortodoxia fínanciera. Wall Street subió el pasado año un 36% con una economía, que, aunque ha iniciado su quinto año consecutivo de expansión, creció a un anémico 2,6%, y con una tendencia negativa en los beneficios empresariales (3% desde que alcanzaron su techo máximo en 1984).

Para este año, el pronóstico apunta a la continuación de un crecimiento económico lento. Los dos indicadores más recientes, la tasa de paro de diciembre y los precios al por mayor, conocidos ayer, reflejan no obstante signos positivos sobre la salud de la economía norteamericana. El paró afectaba el mes pasado al 6,7% de la población activa, mientras que los precios al por mayor cayeron en 1986 en un 2,5%.

Incertidumbre

La nueva legislación fiscal provoca incertidumbre sobre su impacto en la economía. Normalmente son las expectativas de crecimiento fuerte y de beneficios empresariales las que mueven los mercados de valores al alza.Los expertos explican la incongruencia actual afirmando que una economía que a duras penas consigue crecer es perfecta para los mercados de valores, porque asegura una inflación y unos tipos de interés bajos. También hay expectativas de que la Reserva Federal (Banco Central) vuelva a abaratar un poco más el precio del dinero para estimular la economía. La espectacular subida de la Bolsa en los últimos 15 meses se deriva fundamentalmente de la constante caída de los tipos de interés.

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