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El juez ordena el ingreso del parricida de Córdoba en un centro psiquiátrico

Alvaro Rafael Bustos, de 33 años, presunto autor del asesinato de su padre, Manuel Bustos, de 70, ex director del Conservatorio de Música de Córdoba, ingresó ayer por la tarde en la unidad de agudos del hospital Provincial, que dirige el psiquiatra Carlos Castilla del Pino, dependiente del hospital Psiquiátrico de Córdoba, tras prestar declaración ante el juez de guardia, Juan Ramón Berdugo.

Álvaro Rafael Bustos, que mató a su padre clavándole una estaca en el corazón, prestó declaración por espacio de tres horas. El juez ha decidido su internamiento en ese departamento psiquiátrico en calidad de detenido, incomunicado y bajo fuerte vigilancia policial.El presunto parricida ha manifestado en sus declaraciones que mató a su padre "porque era Satanás y suponía un peligro para la Humanidad". Tanto ante el juez como en las declaraciones a la policía señaló que su padre le había dicho desde hacía tiempo: "Yo soy Satanás y una estaca clavada en el corazón será la única forma de acabar con mi vida". Declaró que odiaba a su padre y que a quien amaba era a su madre, que falleció hace 11 años víctima de un cáncer.

Álvaro Rafael Bustos acudió a una comisaría durante la madrugada del día de Navidad con intención de denunciar en la inspección de guardia a su padre como presunto autor de la muerte de su madre. Sin embargo, no llegó a formalizar la denuncia.

La reconstrucción de los hechos, que se puede realizar basándose en las declaraciones del presunto parricida, confirma que el pasado domingo, sobre las 23.30, Álvaro Rafael subió a la planta superior de la vivienda en la que habita con su padre y descolgó una barra de madera que sostiene unas cortinas. Con unos alicates le sacó punta y, una vez que le dio la forma deseada, la perfeccionó con una lima.

Álvaro escondió la estaca bajo el jersei y se dirigió a la planta inferior, donde vivía su padre, Manuel Bustos, de 70 años, que estaba durmiendo. Le despertó para hablar con él con la intención, según dijo, de "hacerle un juicio sobre sus 70 años de vida". Se originó una discusión entre ambos y Álvaro Rafael le propinó un fuerte golpe en el omóplato, derribándole al suelo. Entonces sacó la estaca que tenía escondida y se la hundió en el pecho atravesándole el corazón. Posteriormente el presunto asesino bajó el cadáver y lo introdujo en el propio coche del fallecido, un Seat 127, que dejó aparcado en una callejuela céntrica.

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