Taller de Música Mundana graba la primera obra interpretada con papeles
La primera grabación musical hecha a partir de papeles de todos los tamaños y texturas acaba de realizarse por el Taller de Música Mundana, una agrupación que utiliza la sonoridad del agua, el viento o el papel para sus experimentos musicales. Formado en 1978 por cuatro músicos de origen muy distinto, el Taller de Música Mundana ofrece con regularidad conciertos de una música que ha sido considerada por el compositor norteamericano Robert Ashley como la experiencia más excitante de Europa en los últimos años.
Papeles de todas clases, como piezas de ropa puestas a secar en un tendedero, cuelgan de cuerdas que cruzan de un lado a otro el estudio de grabación. El suelo aparece cubierto de mil recortes de periódico y bolsas hinchadas de aire; en un atril se exhiben varias guías telefónicas y en toscos armazones de madera se sustentan largos tubos de cartón.El Taller de Música Mundana se creó en 1978, y desde entonces ofrece conciertos musicales que utilizan como materia prima sonoridades no convencionales, como el agua, el viento o, ahora, el papel. Música para Onán, Antinea, Músicas de encuentro o Roca o la inmersión son los títulos de algunos de los espectáculos de este grupo formado por cuatro músicos de orígenes muy distintos.
Llorenç Barber, fundador del grupo, es de formación clásica, y durante cinco años ha dirigido el Aula de Música de la universidad Complutense de Madrid; Fatima Miranda llegó a la música a través de su oficio de bibliotecaria y de su dedicación a dirigir la fonoteca de la misma universidad (acaba de editar el libro Fonotecas, que obtuvo el año pasado el Premio Cultura y Comunicación, que otorga el Ministerio de Cultura), aunque también se ha interesado por el canto, especializándose en cantos étnicos, y más en concreto en el canto nô, japonés; Alfredo Miranda, arquitecto de profesión, proviene del free jazz, terreno en el que fundó y dirigió el grupo Orgon, y Paco Estévez, tras estudiar 13 años en la República Federal de Alemania, es actualmente director del gabinete de música electrónica del conservatono de Cuenca.
Tres fuentes sonoras
Con la grabación de su Concierto para papel abordan una invención sonora que fue definida por el compositor norteamericano Robert Ashley, que tuvo ocasión de ver el espectáculo en Madrid, cuando acudió al estreno de su ópera Atalanta en el pasado Festival de Otoño, como "la experiencia más excitante que he escuchado en los últimos años en Europa"."Las fuentes de sonido a través de papel que utilizamos son tres", comenta Fátima Miranda. "En primer lugar, el sonido del mismo papel, arrugándolo, golpeándolo o soplando en él. También la transformación de instrumentos, como el piano, el violín o el contrabajo, deformando su sonido con papeles, y en último lugar, la construcción de instrumentos nuevos con papel o cartón".
"Lo que pretendemos", añade Llorenç Barber, "es una búsqueda de sonoridades primigenias, previas a los instrumentos musicales. No partimos de ningún esquema musical preestablecido; es una creación libre e instantánea que se basa en la improvisación y en la compenetración entre los cuatro".
Lo más difícil para ellos consiste en encontrar un marco musical en el que encuadrarse: "Como concepto hay muchas cosas que podrían parecerse, desde la música conceptual hasta la obra de Cage o Xenakis, aunque luego, cuando se escucha, resulta que no se parece a nada anterior".
En 1964, el compositor norteamericano Ben Paterson compuso Paper piece, obra que tomaba el papel como excusa, aunque no apareciera sino en el título, el único antecedente inmediato que consiguen encontrar en su memoria, si bien no se sienten excesivamente deudores de él. El disco, que se grabó la semana pasada en una sola sesión en directo, será editado por el sello El Faro, de Grabaciones Accidentales.
Babelia
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