Turrón de músicos

En estas fechas de amor, ternura y comprensión, los publicitarios tratan de llegar a la fibra sensible del consumidor con productos magníficamente presentados, aunque para ello sea necesario utilizar las viejas melodías de los grandes de la música. Oigo desfilar por el altavoz de mi televisor a Beethoven, Wagner, Vivaldi -todos ellos, por cierto, de vidas bastante miserables-, coordinados con trozos de turrón que ballotean en la pantalla como pajarillos en celo, utensilios de cocina o postres apetitosos comidos por modelos no menos apetitosas. Dado que la publicidad entra tanto por la vista como por el oído, considero una aberración que las notas de la Quinta sinfonía lleguen al espectador como acompañamiento de un circo con malas pretensiones. ¿0 es que acaso Ludwig se inspiró mientras mordisqueaba un pedazo de turrón?Me pregunto si desean que la vida de los compositores contemporáneos sea igual de miserable que la de los antiguos genios o si todo el compló se limita a una falta de buen gusto mezclada con una dosis de ahorro de derechos de autor. En España existen, aparte de nuestros héroes de la pelota y de la moda, grandes compositores capaces de realizar un trabajo más ajustado a esas imágenes tan sugestivas, y también los sonidos son exportables. Así que dejemos que esas viejas melodías lleguen a nuestros sentidos con la pureza con que fueron escritas y no enriquecidas con mensajes mercantilistas.-