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El ministro filipino de Trabajo abandona el Gobierno ante el descontento de los militares

La presidenta de Filipinas, Corazón Aquino, destituyó ayer definitivamente al polémico ministro de Trabajo, Augusto Sánchez, cuyo nombre estaba, al parecer, en la lista de ministros considerados como excesivamente izquierdistas por los mandos militares, así como por la patronal filipina. Por su parte, la central sindical Kilusang Mayo Uno (Movimiento Uno de Mayo) amenaza con la convocatoria de una huelga general como protesta por el cese del ministro de Trabajo.

Cory Aquino no nombró inmediatamente a un sucesor para Sánchez, quien formalmente presentó su dimisión, y le pidió que continuara en su cargo hasta finales de año. Los posibles candidatos al cargo podrían ser Ciceron Calderón, funcionario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), o el viceministro de Trabajo, Franklin Drilon.Augusto Sánchez, en una alocución ante la central sindical del Kilusang Mayo Uno, pidió que no organicen una huelga general, en un claro signo de disciplina hacia la presidenta, en un momento en el que el precario alto el fuego entre militares y guerrilla en vigor desde el pasado día 10: aporta ya muchos argumentos de crítica al Gobierno de Aquino por parte de la derecha y los círculos militares filipinos.

Los representantes sindicalistas aclamaron a Sánchez, en la noche del pasado viernes, con los gritos de "Bobie, vencedor". Bobie es el apelativo familiar con que se conoce a Sánchez.

Junto con Aquilino Pimentel, el ex ministro de Administración Local -cesado de su cargo por Cory Aquino hace unos días, pero retenido como consejero presidencial para asuntos nacionales-, Augusto Sánchez figuraba también en las listas de cambios ministeriales oficialmente presentados a Cory Aquino por el general Fidel Ramos, jefe del Estado Mayor, en el momento crucial en que debió inclinarse la balanza en el intento de golpe militar del pasado 23 de noviembre, presuntamente inspirado por el ex ministro de Defensa Juan Ponce Enrile.

Desde el primer momento de su mandato, a mediados de marzo pasado, Augusto Sánchez pasé por ser un ministro pro sindical en los medios económicos filipinos. Según fuentes financieras, la continuidad de Sánchez perjudicaba la posibilidad de aplicar el nuevo programa de recuperación económica y asustaba a los inversores locales y extranjeros.

Defensa de los trabajadores

"Si es verdad que los grandes intereses económicos están detrás de mi dimisión, es una mala noticia para el país", dijo recientemente Sánchez. "Porque", añadió, "hay muchos ministros en el Gabinete, pero uno solo que representa y defiende los intereses de los trabajadores".En los círculos políticos y económicos de Filipinas eran notorias las críticas de Sánchez al gobernador del Banco Central, José Fernández, y al ministro de Finanzas, Jaime Ongpin, sobre todo por las políticas económicas de austeridad destinadas a facilitar la renegociación de la deuda exterior filipina -cifrada en unos 26.000 mifiones de dólares (unos 3,5 billones de pesetas)-, que puede repercutir en las demandas de mejoras salariales que presentan los trabajadores filipinos.

La salida de Sánchez podría desencadenar una serie de huelga,s en el mundo laboral filipino. En lo político puede significar "la retirada del apoyo a Cory Aquino", según fuentes sindicales del Kilusang Mayo Uno, principal central sindical filipina. Las posibles huelgas podrían coincidir en el momento en que la Administración de Aquino inicia las difíciles conversaciones de paz con los dirigentes del.Frente Nacional Democrático, que pactaron el compromiso de "alto el fuego", en nombre de la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular.

También en un momento en que Cory Aquino reclama la adhesión de los filipinos a la votación de la nueva Constitución -como recordó ayer en un acto celebrado en Manila, ante dirigentes de la Internacional Demócrata Cristiana-, que se celebrará en el próximo referéndum popular del 2 de febrero y cuyo plazo de inscripción en el registro de votantes concluye hoy en toda Filipinas.

[Por otra parte, el ilegal Partido Comunista Filipino anunció ayer que sus guerrilleros depondrán las armas si sus negociaciones con el Gobierno dan como resultado la formación de un Gobierno de transición de base am plia y la integración de los rebeldes con el Ejército regular, informa Efe.

En una conferencia de prensa portavoces de ocho organizaciones agrupadas en el Frente De mocrático Nacional (FDN) dieron a conocer por primera vez sus objetivos con vistas a las segundas conversaciones de paz con el Gobierno de Aquino. De acuerdo con el negociador del FDN, Saturnino Ocampo, esta segunda fase de las conversaciones se iniciará a principios del próximo enero.]

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