"Insostenible situacion" de los 'polimilis' confinados en Cabo Verde, según su abogado
Los cuatro miembros de ETA Político-militar que se encuentran confinados en Cabo Verde "se encuentran en una situación difícilmente soportable", según afirmó ayer el abogado de esta rama de ETA, Koko Abeberri. Fuentes de la Administración española afirman que se mantienen las gestiones para trasladarlos a otro país y han negado que el Gobierno les haya ofrecido la resinserción social, como se ha difundido en algunos círculos.
Fuentes gubernamentales han especificado que la resinserción no les ha sido ofrecida, y especialmente a Iñaki Rodríguez y Elena Bárcenas -marido y mujer-, quienes están acusados del secuestro y asesinato material del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios. Según estas fuentes, los terroristas con delitos de sangre no pueden acogerse a las mencionadas medidas. Los otros dos polimilis -Iñaki Etxarte y Amaia Eguiguren- fueron detenidos con los anteriores pero, según estas fuentes, no tienen delitos de sangre, por lo que podrían acogerse a estas medidas, algo que no han solicitado.El primer ministro de Cabo Verde, Pedro Pires, confirmó ayer en la localidad de Praia, desde donde informa Anna Galcerán, que su país se ha puesto en contacto con el Gobierno español para que busque un nuevo lugar de confinamiento para los cuatro polimilis. Pires agregó que Nicaragua, Ecuador, Cuba y la República Dominicana no han querido acogerlos. "Queremos que se vayan", comentó, "porque nos provocan problemas de seguridad interna".
Pires agregó que su país los había recibido por razones humanitarias, y a una pregunta sobre si Cabo Verde acogería a más etarrras declaró: "No queremos nuevos candidatos a huelgas de hambre".
Tras la huelga de hambre que llevaron a cabo los cuatro polimilis, éstos han sido alojados en una vivienda situada en la misma Mindelo, la capital de la isla de San Vicente, según indicó ayer la madre de Iñaki Rodríguez, uno de los deportados. Hasta ahora, los polimilis vivían divididos y mezclados con los cinco milis -dos de los cuales están permanentemente acompañados por sus mujeres e hijos- en dos pisos contiguos de una localidad distante una hora de marcha de la capital, informa José Luis Barbería desde San Sebastián.
Los cuatro polimilis pretendían ocupar uno de los dos pisos y dejar el otro para los milis, pero éstos se oponían tajantemente a compartir en exclusiva una vivienda. Esta situación, unida a las duras condiciones climatológicas y a la miseria propia del país, hacía, en palabras del abogado de los poIimilis, Koko Abeberri, que la situación fuera "difícilmente soportable".
Abeberri y la madre de Iñaki Rodríguez confirmaron ayer que los polimilis abandonaron la huelga de hambre después de que las autoridades de Cabo Verde les garantizaran su traslado a otro país y la entrega de pasaportes expedidos por la ONU. De acuerdo con estas fuentes, ayer tarde los cuatro miembros de ETA Político-militar VIII Asamblea ignoraban su próximo país de destino.
La madre de Iñaki Rodríguez descartó que los deportados polimilis piensen regresar a Euskadi acogidos a las medidas de reinserción y señaló que la solicitud de traslado se explica por las durísimas condiciones de vida de aquel país, "que es tercermundista, y porque no hay países cuartomundistas", dijo. Rechazó que los deportados reciban una pensión y dispongan gratuitamente del teléfono.
"El Gobierno de Cabo Verde les da la comida, que consiste en arroz y en macarrones o lentejas con bichos, pero nada más: no hay carne, no hay verdura, una docena de huevos cuesta 600 pesetas y tienen agua medianamente potable una vez al mes", dice.
"Nosotros", añadió la madre de Iñaki Rodríguez, "le enviamos a nuestro hijo todos los meses 50.000 pesetas y nos hacemos cargo de la factura del teléfono. Esa idea de que viven como turistas, que acuden a las salas de fiesta y a los bares, es totalmente falsa. Allí la vida es miserable para todos, hay gente que no tiene ni siquiera para comer arroz, los bares son locales donde aliviar la sed gracias a la cerveza y la sala de fiestas es un sitio en el que hay un señor que toca dos bombos. Es cierto que tienen buenas casas, pero duermen en el suelo porque no hay colchones".
"Estoy convencida", comentó también, "de que nuestros hijos no podrán vivir allí dos años más sin volverse locos", indicó.
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