El cuento de Riaño
Mamá, cuéntame un cuento.Había una vez un pueblecito encantador que tenía por lecho un valle precioso, arropado de gigantescas montañas.
Al alba despertaba soñoliento, cubierto de nieblas; frotaba sus ojitos con el rocío de la noche anterior y contemplaba con cariño el nuevo día amanecido. Su perezoso sol surgía entre las tinieblas a calentar los hogares de sus lugareños.
Ríos, fuentes, praderas, admiraban su valle, arrodillados ante su mirada seductora.
Las vacas caminaban apacibles por el pueblo con destino a verdes prados perfumados de un suave aroma.
Las truchas, seguidas de sus hijitos, recorrían el río alegremente, trabándose en las piernas de los bañistas.
Al tiempo de la siega, montados en un carro gobernado por dos hermosas vacas, los montañeses y sus guadañas iban a segar hierba para que cuando llegara el frío invierno vacas y jatines no pasaran hambre.
Pero un buen día llegaron unos señores vestidos de negro con enormes carteras. Fueron casa por casa dando un papelito que decía: "Riaño morirá bajo las aguas del río Esla. Riañeses, tenemos orden de desalojar sus casas. El pueblo es nuestro".
Los riañeses estaban aterrados al conocer la noticia. Deseaban dialogar, proponer otras soluciones. Pero aquellos señores vestidos de negro se negaron a escuchar sus súplicas. Nunca supieron por qué.
¿Y qué pasó, mamá?
Lucharon y siguen luchando por su hermoso paraíso que es Riaño; y mientras la muerte le acecha, mis ojos se humedecen y él me sonríe, inocente de su destino.- Mary Cruz Liébana.
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