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Suspensión del juicio contra los dos acusados del asesinato del matrimonio Viola

La Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional suspendió ayer, hasta el 4 de diciembre próximo, la vista de la causa contra Carles Sastre Benlliure y Montserrat Tarragó Domènech, acusados del asesinato de Joaquín Viola y su esposa, Montserrat Tarragona, ocurrido el 25 de enero de 1978. La decisión del tribunal se produjo a petición de la defensa de Sastre, tras casi cuatro horas de juicio, para que preste testimonio la sirvienta del matrimonio Viola, que ayer no compareció.

La petición de suspensión fue formulada por el abogado José María Gasch, defensor de Sastre, al anunciarse la incomparecencia de Rosa María Pérez Rodríguez, sirvienta del matrimonio asesinado. La fiscal se opuso a la suspensión y restó importancia al testimonio de Rosa María, por estimar que estuvo inconsciente casi todo el tiempo, como consecuencia de haber sido golpeada por uno de los agresores. Por el contrario, el abogado Fernando Salas, defensor de Monserrat Tarragó, se unió a la petición de Gasch y estimó de gran importancia el testimonio de Rosa María.El tribunal -integrado por Jerónimo Barnuevo, presidente, y los magistrados Siro García Pérez y Francisco Javier de Liaño-, tras retirarse a deliberar sobre este incidente, resolvió continuar la prueba testifical y resolver después sobre la suspensíón solicitada. Fuentes de la defensa interpretaron este acuerdo como un deseo de los magistrados de comprobar si las declaraciones del resto de los testigos hacían innecesario suspender la vista hasta que compareciese Rosa María.

Los testigos

Los testimonios del hijo de¡ matrimonio asesinado, Joaquín Viola Tarragona, y de su actual esposa, Yolanda Pérez, confirmaron la tesis del fiscal y de la acusación particular, según la cual fueron los dos procesados -"con absoluta seguridad", afirmaron-, con otros dos integrantes del grupo armado Terra Lliure, quienes entraron en el domicilio de los Viola y ocasionaron la muerte del matrimonio. La acusación afirma que los agresores obligaron a los dos testigos y a la empleada Rosa María Pérez a permanecer en una habitación, bajo la vigilancia de la procesada, mientras otros colocaron a Joaquín Viola Sauret un artefacto explosivo en el tórax y,le obligaron a permaneceren su dormitorio, adonde trasladaron también a su esposa, instantes antes de que hiciera explosión.Por el contrario, tanto los dos procesados como los testigos José María Tarragó -padre de la acusada-, Néstor Sastre, Alfredo Benlliure y Jordi Ballester -hermano, tío y amigo, respectivamente, del acusado-, así como Pere Ros, avalaron la tesis de la defensa. Según esta versión, ambos acusados, tras salir de la cárcel el 10 de noviembre de 1977 [en donde se encontra ban, condenados por el asesinato del industrial José María Bultó] al enterarse de que el ministro Rodolfo Martín Villa proyectaba recurrir contra su puesta en libertad, marcharon a Francia y se encontraban cerca de Perpignan, en el domicilio de Gilbert Grau, patriarca de los independentistas catalanes, cuando se produjo el doble asesinato. Según la defensa, Grau -que actualmente cuenta 80 años y por ello no ha sido citado al juicio- declaró ante el consulado español que el 28 de enero de 1978 ambos procesados estaban con él.

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