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Reportaje:

La quinta del 71 de las Fuerzas Armadas filipinas

El Movimiento Reformista, a caballo entre lo militar y lo político

Antonio Caño

Detrás de todos los intentos de golpe de Estado producidos en Filipinas tras el derrocamiento de Ferdinand Marcos, desde la toma del hotel Manila en el pasado julio hasta el reciente golpe del sábado noche, pasando por la operación Dios salve a la reina de septiembre aparecen unas siglas, RAM, que corresponden a un Movimiento Reformista de las Fuerzas Armadas Filipinas y que engloban a oficiales y generales jóvenes que cargaron con todo el peso de la revolución de febrero de este año que llevó a Corazón Aquino al poder.

Pero ¿qué es el RAM?, ¿de qué ideología son sus miembros? ¿qué persigue? Ninguna de estas preguntas tiene respuesta clara porque ni siquiera los mismos integrantes del movimiento se quieren definir a sí mismos de forma clara. Gozaron de la mayor estimación cuando en febrero pasado respaldaron la iniciativa del entonces ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, de rebelarse contra Marcos, amotina ron sus tropas y sacaron sus tanques a la calle. Fueron entonces una copia de los militares portugueses de la revolución de los claveles.En este momento pasaron, sin embargo, a convertirse a nivel popular en los Enrile's boys o los RAMbos, y su prestigio entre los civiles decreció al mismo ritmo en que se demostraba la implicación del ex ministro de Defensa a quien reconocen como líder, en sucesivos intentos de golpe de Estado para los que ni siquiera hizo ascos a una alianza con seguidores de Marcos. Estos episodios dieron súbitamente al RAM la imagen de un grupo ultraderechista que quiere reinstaurar en Filipinas el antiguo régimen, pero este criterio no es aceptado por las fuentes que creen conocer a fondo este movimiento.

"Los miembros del RAM no están unidos por principios ideológicos. Entre ellos puede haber militares de derecha, incluso de extrema derecha, pero también de izquierda. Les unen sólo dos principios: el anticomunismo y el nacionalismo", opina un investigador de este fenómeno. Un diplomático de un país asiático cree que el RAM se puede comparar al grupo de oficiales nacionalistas que llevó al poder a Nasser en Egipto tras derrocar al rey Faruk.

El RAM nació a principios de 1984 como fruto de una conversación de café entre compañeros de la promoción de 1971 de la Academia Militar de Filipinas, preocupados por la situación política del país, que en ese momento asistía a la descomposición definitiva de la dictadura tras el asesinato del dirigente opositor Benigno Aquino. Su primera aparición pública fue en febrero de 1985, cuando, con ocasión de la graduación de una promoción de la escuela militar, marcharon vestidos con camisetas en las que estaba inscrita la frase: "Estamos juntos". El jefe del movimiento, el coronel Gregorio Honasan, y sus principales dirigentes pertenecen a la promoción de 1971, y la mayoría de los miembros a las promociones comprendidas entre ese año y 1974, por lo que casi todos son ahora coroneles y tenientes coroneles. Es difícil precisar el número exacto de miembros del grupo, entre otras razones porque el Ejército no quiere revelar la cifra de oficiales actualmente en activo. Los expertos le atribuyen 300 altos oficiales y ellos mismos afirman tener 6.000 miembros en todas las escalas del Ejército.

Distintas fuentes discrepan sobre la influencia que este grupo tiene dentro del Ejército. Mientras un portavoz militar opina que es "pequeña", otros observadores creen que es "la tendencia más seguida dentro de las fuerzas armadas, especialmente por las clases más bajas, que saben que los actuales reformistas serán pronto jefes del Ejército".

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Jóvenes generales

En las filas del RAM se encuentran también algunos jóvenes generales, se cree que alrededor de media docena, bien preparados y con muchas posibilidades de llegar en un corto plazo a cargos de responsabilidad dentro de las fuerzas armadas. Entre ellos, está Eugenio Ocampo, recientemente ascendido, que es, además, doctor en Ciencias por la universidad de Harvard y es conocido por haber escrito en el pasado varios artículos reclamando el respeto a los derechos humanos entre las filas militares.Los elementos más activos del grupo están formados políticamente, según un experto, en el ambiente contestatario que se dio en el país a finales de los años sesenta y principios de los setenta, precediendo a la implantación de la ley marcial en 1972. Muchos de los actuales miembros del RAM eran entonces agitadores universitarios en los mismos círculos de los que surgió también el partido comunista en 1968. El mismo hombre que crearía el partido comunista filipino, José María Sison, daba por esos años conferencias en la academia militar.

El común denominador de la contestación entonces era el nacionalismo y el antimperialismo, aunque este mismo argumento convirtió a unos en comunistas y a otros en sus enemigos. El RAM, o gran parte de sus miembros, se mantiene, sin embargo, impregnado, según los que lo han investigado, de un cierto cariz antinorteamericano.

"El Movimiento Reformista pretende cambiar las fuerzas armadas y acabar con la época de Fabián Ver [el jefe de Estado Mayor con Marcos]", declara un alto oficial que no es miembro del RAM. "Quiere construir un ejército profesional y terminar con la idea de un ejército privado al servicio de una familia o una persona. Algunos de sus miembros son auténticos idealistas".

El RAM no persigue un Gobierno dictatorial, a juicio de varios observadores. Algunos de sus portavoces han declarado en distintas ocasiones que su ideal es "un Gobierno democrático liberal, como el que ahora mismo hay vigente".

Pero por encima de eso están interesados en que el país recupere conceptos como el de la integridad moral, con un Gobierno "honrado y eficaz" y un Ejército fuerte, unido y con influencia en la vida política.

El general Ocampo explicaba recientemente en una entrevista: "Creernos que las fuerzas armadas deben estar implicadas en todos los aspectos del Gobierno porque podríamos serle de ayuda al Gobierno y a todo el país. Ser relegados a los cuarteles sería desaprovechar talentos".

Lo mismo opina otro reciente general, también miembro del RAM, Edgardo Abenina: "Las fuerzas armadas no tienen un papel sólo en el momento de la revolución; también en tiempos de reconciliación tienen que tenerlo". Ambos generales aceptan que los miembros del RAM están politizados, "en cuanto esto supone estar conectados con el medio ambiente que nos rodea".

Entre las filas del RAM hay, evidentemente, oficiales que recelan de la política del actual Gobierno por varias razones. En primer lugar, como explicó el coronel Voltaire Gazmin, presidente del grupo de seguridad que rodeaba en el Ministerio de Defensa a Ponce Enrile, porque la mayoría de los actuales gobernantes "desconfían del Ejército" al haber sido dirigentes de oposición a Marcos y haber sufrido la represión militar.

El más claro exponente es la propia presidenta Aquino, cuyo marido fue asesinado por personas relacionadas con las fuerzas armadas mientras se suponía que estaba bajo vigilancia militar. "Odian a los militares", dice Gazmin, "están permanentemente estudiándonos o reexaminándonos, especialmente porque, aunque nos llamemos ahora las nuevas fuerzas armadas, somos básicamente los mismos". La segunda razón de la rivalidad del RAM con el Gobierno es que, según una fuente militar, "algunos de sus oficiales creen que las reformas que exigían no se han implantado". Especialmente, su demanda de mayor participación del Ejército en la política contra la guerrilla.

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