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Tribuna
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Recintos

Cada vez que atravesando el desierto mongolés, vivaqueando en en el Punjab o quedando preso entre la fuliginosa vegetación de la península Olimpia, me he creido en estado de excepción, he pensado en una pariente bien casada que reside en una casa confortable, va regularmente a misa y abomina de toda clase de peripecias, físicas o morales. Entre otras precauciones rehusa hacer viajes en coche que requieran más de cuarenta minutos de trayecto y cumple la firme determinación de no nadar, ni tomar alcohol, ni ir a un gimnasio. En su vida, podría pensarse, falta algo nutritivo, se llame a esto el riesgo, la locura circunstancial o la solicitud de la sorpresa. Podría esperarse así que al cabo del tiempo, cuando alguien le relatara alguna experiencia desbordada, esta pariente asistiera al relata como habitante del mundo cohibido en que se alberga. Nada de eso. Prácticamente todos los episodios emocionales de la existencia se encuentran censados en su reducido itinerario urbano y dentro del controlado horario en que se hacen las tostadas, visita a un vecino, administra la merienda a los niños o cambia la pastilla de jabón que se ha gastado. Conoce, en suma, la fragilidad y el horror. Lo que para muchos de los que se enrolan en proyectos de gran escala la explosión de botellas de gasesosa es una trivialidad, para ese ser humano es la coherente confirmación de la ubicua temeridad de la vida. No hace falta ir más allá de la esquina, turbar al corazón con pasiones rocosas o acercarse voluntariamente al lugar del vértigo. La enseñanza del heroísmo o del fracaso, la gravedad de la victoria, el cuerpo a cuerpo con la soledad; virtualmente todo el conocimiento humano se reproduce en un azulejo y el rumor del ascensor procura la señal suficiente de que cualquier otro habitante del: planeta es capaz de convertirse en mensajero.No todos escogen el modo de vivir y de soportar la condición de estar vivo. Pero parece seguro, que nadie queda al margen de aguantar, entre catástrofes, animales y acantilados, la epopeya de estar con uno mismo.

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