Ramplona universidad
En EL PAÍS del 12 de noviembre leo con estupor una información de Carmelo Martín según la cual la facultad de Bellas Artes de la universidad de La Laguna se dispone a rechazar la propuesta de concesión del doctorado honoris causa al eximio ensayista Domingo Pérez Minik, alegando para ello su condición de "no universitario". Por mi parte, recuerdo haber hecho años atrás una propuesta similar en el claustro de la facultad de Letras de la misma universidad, propuesta extensiva en aquella ocasión al poeta Pedro García Cabrera y al crítico de arte Eduardo Westerdaffi, ambos ya fallecidos y protagonistas los dos, junto con Pérez Minik, de esa apasionante aventura intelectual que fue la revista canaria Gaceta de Arte. Y recuerdo también la escandalizada indignación con que un coro de ilustres mediocridades académicas rechazó mi propuesta, basándose en el hecho de que ninguno de los tres tenía un título universitario. Nunca entendí muy bien qué podía haber en la ramplona Universidad española de los años setenta para que dichos claustrales defendíeran con tanto celo la exclusividad de su recinto. Y, desgraciadamente, nada me hace pensar que semejante situación haya cambiado en los ochenta. Ante la alegación de que "no es un universitario", mi admirado y querido Pérez Minik tiene todo el derecho a responder: "Afortunadamente".- Catedrático de Universidad.
