Cambio de chapas
REUTER, Hay sólo dos cosas sobre las que los observadores de Corea del Norte están seguros respecto a la escena política de Pyongyang: la existencia de un gran líder (Kim Il Sung) y la existencia de, un amado líder (su hijo Kim Jong II). El resto es misterio.
El caudal de rumores e informes que durante los días pasados han sugerido que el presidente Kim Il Sung había muerto violentamente como consecuencia de un compló político ha puesto de relieve una vez más lo poco que el resto del mundo sabe sobre el país que aquel dirige desde hace 40 años.
La República Popular de Corea del Norte es, con toda probab*ilidad, el país más aislado y menos transparente del mundo. Incluso los analistas profesionales de las embajadas occidentales en Pekín, Seúl y Tokio admiten libremente que no tienen la más mínima idea de lo que está sucediendo allí.
"Cuéntame tú", es la respuesta más frecuente a cualquier pregunta sobre la situación política norcoreana.
No hay periodistas occidentales en Pyongyang, donde residen apenas un puñado de diplomáticos de países como Austria, Suecia y Finlandia que buscan continuamente la oportunidad de hacer excursiones a la vecina y relativamente animada capital china, Pekín.
El turismo es un fenómeno casi inexistente en aquel país, y pocos hombres de negocios muestran interés por hacer tratos con los norcoreanos.
El mundo únicamente ve Pyongyang a través de la oficial Agencia Central de Noticias de Corea del Norte, que transmite télex interminables sobre los hechos y dichos del gran líder, de 74 años, y de su hijo, el amado líder, de 44, intercalados con diatribas contra Corea del Sur y Estados Unidos.
La mayoría de los observadores políticos consideran que el hijo de Kim Il Sung ha sustituido virtualmente a éste y se ha hecho cargo de la política cotidiana del país.
Una pista al respecto: muchos de los funcionarios norcoreanos que viajan fuera del país llevan ahora chapas con la imagen de Kim Jong Il en sus solapas en lugar de las tradicionales efigies de Kim Il Sung que venían luciendo hasta ahora.
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