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Lydia Bosch

Actriz revelación en 'El disputado voto del señor Cayo'

Su sonrisa al natural es un beso sin fronteras al aire. Desde que el otro día se estrenó la película El disputado voto del señor Cayo, de Antonio Giménez Rico, que protagoniza con Francisco Rabal, por orden de la crítica se ha puesto de "actriz revelación cinematográfica del inicio de temporada"; y la barcelonesa de apenas 23 años de vida respira loca de contenta, y al tiempo "da miedo llegar rápido". Éstas podían ser las señas de identidad de Lydia Bosch, que de mayor aspira a ser "el actor Paco Rabal en mujer".

Cuatro palabras harían el arreglo para despachar la historia de una chica a la que después del COU tentó la publicidad, olfateó la moda y que despuntó en el programa televisivo Un, dos tres. Pero la suya es otra historia como ' lo es la de quienes, en España, estrenaron el uso de razón a la hora del estallido de la primera crisis del petróleo, va para tres lustros. Su infancia, fue feliz: "Guardo un recuerdo maravilloso de todo; me encantan los niños". Estudió en un colegio religioso, se declara católica jugaba a ser "el payaso de la familia" ante el espejo y ya por entonces quería salir en la pequeña pantalla. "Esto era como una diversión en un principio".Lydia no siente necesidad de recuperar el pasado que pudo ahogar la dictadura: "Me interesa eso por saber lo que no conozco, o por lo que entrañaban de humano las cosas de la guerra que me contaba mi abuelo". De repente está donde está y se ha convertido en lo que no quiere ser: la chica de moda. Y a responder se ha dicho, y a opinar la política le resbala un poco "porque es muy liado ese mundo". Calcula que lee un libro cada mes y medio y, a la fuerza, empieza a interesarse por leer los periódicos de principio a fin, y no sólo la página de espectáculos; no es feminista, consi dera normal que una mujer ocupe el puesto que le corresponde en la sociedad; "y me gusta ese punto de machista consistente en dar fuego a una mujer, ceder le el paso o cosas por el estilo", explica. ¿Su ambición?: "Estar bien con mi gente y llegar a ser actriz, pero no una vedette inac cesible, sino algo normal". Ser actriz, para Lydia es "vivir a tope"; y vivir a tope, hoy, para ella, consiste en trabajar constantemente, viajar, divertirse y formar una familia. El amor lo es todo para esta mujer a quien le gusta dormir toda la mañana que chapurrea el inglés y hablael castellano y el catalán; pero, contrariamente al filósofo francés Jean-Paul Sartre ("pienso en las mujeres incluso cuando hago otra cosa"), Lydia entiende el amor a su guisa: "Necesito dar cariño a un árbol, a un niño, a otra persona, a un compañero"; le gustaría casarse por la Iglesia, aunque la cuestión se puede discutir, y no le disgustaría un hombre para toda la vida.

Lo importante son el amor y la salud, pero la niña, que se siente catalana, sin más, opina que sin dinero "todo es dificil";. yo lo deseo para vivir, pero trabajaría", pronostica, "aunque tuviese millones". En el cine y en el teatro (interviene en Pato a la naranja) se encuentra a gusto cuando actúa; ahora le piden autógrafos y le gusta; pero "me niego", dice, "a perder mi intimidad; no quiero saber nada de revistas del corazón".

A Lydia Bosch le gusta escribir y ya lo hace en su diario, en el que la última frase, de anteayer, reza: "Temo que el espectáculo me cambie y no sea yo misma".

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