Los obispos norteamericanos respaldan la sanción del Vaticano a Hunthausen

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha respaldado, tras dos días de tensas deliberaciones sobre el tema, las sanciones impuestas por el Vaticano al arzobispo de Seattle, Raymond Hunthausen.Este arzobispo, de carácter liberal, que personifica para muchos la actitud progresista de amplios sectores de la Iglesia católica norteamericana, vio disminuida este año su actividad pastoral por decisión del Vaticano, que condenó sus posturas liberales sobre el control de la natalidad, el aborto, el derecho de los servicios religiosos para homosexuales y la absolución en grupo.

El caso Hunthausen ha gravitado en todas las sesiones de esta conferencia episcopal norteamericana, considerada como una de las más polémicas y agitadas de los 20 años que lleva de existencia, en la que ha sido elegido nuevo presidente de la misma el arzobispo moderado John May.

Hunthausen presentó a sus colegas un informe sobre su caso y justificó su postura señalando que coincidía con las necesidades que percibía en sus feligreses, "que están exigiendo cambios en la Iglesia". Esta parte de la Iglesia, a la que el arzobispo de Seattle dice representar, pide una mayor tolerancia cristiana y una mayor comprensión del mundo actual y de los problemas particulares de Estados Unidos.

Tras cinco horas de reunión a puerta cerrada debatiendo el tema de Hunthausen, los 300 obispos norteamericanos publicaron una declaración que no contiene ninguna crítica contra el arzobispo, pero apoya las medidas que han sido tomadas por el Vaticano "como autoridades apropiadas de la Iglesia". "Esta medida merece", dijeron los obispos en un comunicado, "nuestro respeto y nuestra confianza".

"Puesto que parece que han existido malentendidos en otro momento", añaden los obispos norteamericanos, "es necesario ahora volver la vista hacia el futuro y no hacia el pasado y aplicar la decisión vaticana".

Según algunas fuentes eclesiásticas, un sector de los 300 obispos exigió el apoyo a las medidas del Vaticano "para no causar mayores problemas a la Iglesia". El sector liberal de los obispos advirtió, no obstante, de los riesgos que podría implicar el respaldo a las medidas vaticanas.

Un año antes de la anunciada visita del papa Juan Pablo II a Estados Unidos, las sanciones contra el arzobispo Hunthausen, unidas a una serie de medidas contra teólogos y jesuitas, han creado un clima muy emotivo en amplios sectores de los católicos de este país. Estos sectores creen que las actuaciones de Juan Pablo II suponen una marcha atrás sobre los cambios introducidos por el Concilio Vaticano II.

Debilidad

Muchos obispos estiman que una ausencia de protesta, aunque sólo fuera simbólica, sería interpretada por los fieles como un signo de debilidad que daría pie al Vaticano para adoptar nuevas medidas contra otros obispos progresistas norteamericanos.Con motivo de las actitudes que mantenía el arzobispo Hunthausen, el Vaticano decidió restringir el campo de su acción pastoral por lo menos en cinco áreas: anulación de matrimonios, liturgia, asesoramiento sobre abortos en hospitales católicos, tratos con grupos homosexuales y educación de los clérigos. En todos estos terrenos, Hunthausen mantenía posturas demasiado avanzadas, a juicio del Vaticano. Las funciones que le fueron retiradas al arzobispo pasaron a ser desempeñadas por un auxiliar de la diócesis.