Maurice Wilkins: "El hambre es esencialmente un problema político"
Maurice Wilkins, presidente honorífico de la Operación Supervivencia y presidente de la Asociación Británica de Responsables en la Ciencia, era en 1943 un joven científico en el proyecto Manhattan para el desarrollo de la bomba atómica. Wilkins, que consiguió el Premio Nobel de Medicina en 1962 por el desarrollo de la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico (ADN), sigue a sus 70 años "investigando sobre el hambre y la guerra, pero no en un laboratorio". Cree que el hambre "es esencialmente un problema político", y que lo más importante es aprender a hacer un mejor uso de los conocimientos científicos.
Maurice Wilkins ha estado en Madrid, invitado por la Cruz Roja a participar en el seminario Cooperación para el desarrollo en la prevención de conflictos bélicos, que será clausurado mañana, viernes.Pregunta. ¿En qué consiste exactamente la Operación Supervivencia?
Respuesta. Es un movimiento fundado en 1981 con el manifiesto.El hambre en el mundo, firmado hasta ahora por 95 premios nobeles y presentado simultáneamente en París, Nueva York, Roma, Ginebra y Bruselas. El objetivo de la Operación Supervivencia es que los gobiernos destinen más dinero para frenar la hecatombe del hambre. La principal cuestión que plantea el manifiesto es que el hambre es un problema político. Como científico, estoy muy interesado en este aspecto porque no creo que el hambre se palie aunque se aumente la producción de alimentos. Se ha visto que la ayuda alimentaria tiene pésimas consecuencias porque no se incentiva el desarrollo agrícola de los países del Tercer Mundo.
P. ¿Cuáles son sus propuestas, entonces, para solucionar este problema?
R. El mayor problema consiste justamente en crear una estructura económico-social que cubra las necesidades alimenticias de todos. Yo sugiero que los programas de ayuda sean cuidadosamente estudiados para fomentar el desarrollo local y hacer más capaces a los países pobres. A causa de la deuda externa muchos países están prácticamente arruinados, por ello el problema del hambre mundial podrá ser resuelto solamente a través de un mejor acuerdo comercial.
Beneficio para todos
P. Pero los países ricos no parecen muy dispuestos a reducir sus márgenes comerciales.R. Así parece, pero yo creo que hay dos razones para que los países industrializados tengan interés en estabilizar la economía del Tercer Mundo. La primera de ellas es que necesitan exportar sus productos, y, la segunda razón es que si se llega a producir la tercera guerra mundial muy probablemente la chispa, el desencadenante, será un problema en los países del Tercer Mundo. La inestabilidad política y económica de los países del Tercer Mundo es una amenaza para la estabilidad mundial. Por tanto, la ayuda que puedan prestar los países industrializados al Tercer Mundo no sería una ayuda desinteresada, sino en beneficio de todos.
P. Usted participó en el proyecto Manhattan, pero abandonó ese tipo de investigación por la biología molecular. ¿Qué trabajos está desarrollando ahora?
R. Sigo investigando sobre el hambre y la guerra, pero no en el laboratorio. En el proyecto Manhattan mi papel no era demasiado importante, pero se me puede apuntar con el dedo porque es cierto que estuve allí. Es incorrecto señalar como culpables a los científicos que trabajaron en el desarrollo de la bomba atómica. Una de las cosas que se les podrían achacar es la inhabilidad que tuvieron de pensar en las consecuencias políticas de la bomba. Yo lo dejé simplemente porque no me gustaba hacer bombas; me interesaba más la biología. Cuando era estudiante creía que la ciencia debía ayudar a la humanidad. Siempre estuve interesado en estas cuestiones, en estos problemas. Creo que son más importantes que el poder obtener más conocimientos científicos. Lo importante realmente es cómo aprender a hacer un mejor uso de los conocimientos que tenemos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.