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La reunión del Consejo de Europa sobre terrorisino concluye sin acuerdos

Los ministros del Interior o de Justicia de los 21 países miembros del Consejo de Europa se separaron ayer, al término de dos días de debates en Estrasburgo sobre la lucha antiterrorista, sin adoptar ninguna medida la de aplicación inmediata.

El proyecto de ampliar el famoso Grupo de Trevi -que agrupa a los titulares de Interior o de Justicia de la Comunidad Europea (CE) y a los otros nueve Estados democráticos del Viejo Continente que pertenecen al Consejo de Europa- no prosperó. Ni siquiera quedó establecido, contra lo que preconizó Jean Gol, ministro belga de Justicia, un mecanismo de coordinación en materia de lucha antiterrorista entre estas dos organizaciones europeas.Las reticencias de Alemania Occidental, Grecia, Malta y Holanda obligaron a edulcorar la propuesta de Gol, vicepresidente de la Conferencia -apoyado a fondo por el Reino Unido y España-, hasta limitarse a adoptar una resolución en la que se encarga a un comité de estudiar "la posibiliclad de cooperación entre los Estados miembros del Consejo del Europa y los de la CE en sus esfuerzos" antiterroristas.

El ministro italiano del Interior, Óscar Luigi Scalfaro, recalco en su conferencia de prensa final que la principal novedad que emana de este foro es la creación de un nuevo comité. Tal grupo está integrado ahora por "los consejeros rnás allegados de los ministros", que gozarán de un mayor margen de maniobra que el otorgado a los altos funcionarios a los que sustituyen.

Entre las ocho tareas encomendadas a estos hombres de confianza de los ministros figuran el examen de la armonización progresiva de la legislación antiterrorista, el estudio de la posibilidad de ampliar la cooperación integubernamental con paises terceros -Grecia impidió que se mencionase expresamente a Estados Unidos- y el establecimiento de contactos con la Prensa para discutir los problemas que plantea la cobertura informativa de la violencia de esa índole.

Declaración de condena

Al margen de este primer texto, los ministros aprobaron una declaración de condena del fenómeno terrorista. También elaboraron otras dos resoluciones muy generales. En ellas se menciona la necesidad de vigilar más de cerca los eventuales abusos de la inmunidad diplomática y se insta a los Estados que aún no lo hayan hecho a que se adhieran o ratifiquen las convenciones internacionales vigentes.Los Gobiernos de La Valeta, París y Atenas fueron sensibles a este llamarniento y anunciaron su intención de firmar o de solicitar a sus respectivos órganos la ratificación de la Convención Europea sobre Represión del Terrorismo de 1977.

La conferencia empezó el martes en un ambiente de cierto pesimismo puesto de relieve en los discursos de casi todos los oradores. Esta atmósfera fue confirmada por la actitud, muy escéptica, de la delegación británica, escaldada por la falta de solidaridad con Londres demostrada en Luxemburgo por los jefes de la diplomacia europea.

Douglas Hurd, ministro británico del Interior, criticó de pasada a Marcelino Oreja, secretario general del Consejo de Europa, porque, en opinión del británico, había hecho propuestas que exceden los límites de su mandato.

Al término de la reunión todos los participantes expresaban, sin embargo, un gran optimismo, empezando por el jefe de la delegación española, el ministro de Justicia, Fernando Ledesma. El ministro español afirmaba en tono grandilocuente que "en materia de lucha antiterrorista habría que hablar de antes y después de Estrasburgo", y recodaba la labor realizada desde 1984 por el presidente Felipe González para lograr la convocatoria de la conferencia.

Los demás jefes de delegación compartían esta satisfacción y hasta Jean Gol, quien temía que la reunión propiciase como tantas otras la euroverborrea, se mostraba muy satisfecho del resultado alcanzado.

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