Escasa asistencia al acto regionalista de Villaverde de Trucíos
El acto de afirmación cántabra organizado en el Ayuntamiento de Viillaverde de Trucíos reunió ayer a un centenar de destacados militantes del Partido Regionalista en el atrio de la parroquia del pueblo de La Matanza. La convocatoria fue seguida por un reducidísimo número de vecinos de Villaverde de Trucíos partidarios de la segregación, sin que se produjeran incidentes.
Seis guardias civiles bajo el mando de un teniente, llegados del cuartel de Sopuerta (Vizcaya), ejercieron una discreta vigilancia en los alrededores de la parroquia, que resultó absolutamente innecesaria.El diputado Miguel Angel Revilla, candidato a presidente autonómico por los regionalistas, dirigió la palabra a los reunidos, llegados en una expedición de automóviles procedentes de la capital, e instó a los vecinos de Villaverde a no dejarse engañar "porque jamás este ayuntamiento dejará de ser cántabro, puesto que una generación no puede cambiar lo que es obra de muchas". Habló de fuertes sumas invertidas en el término municipal por la Diputación Regional, que cifró en más de 260 millones de pesetas en el último bienio, y se lamentó de la falta de contactos humanos y políticos entre Santander y el Ayuntamiento, así como que no se hayan sustituido los cordones umbilicales del municipio con Vizcaya.
Al final, bajo la lluvia, se suscitó un debate entre los líderes regionalistas y algunos vecinos partidarios de la anexión a la comunidad vasca. El concejal socialista de Villaverde, José Luis Llaguno, principal defensor de los impulsos segregacionistas, acusó a los regionalistas de "oportunismo político" y pidió que se deje al pueblo buscar "su propia identidad, lo que sólo podrá lograrse a través de un referéndum".
Llaguno, de 38 años de edad, ingeniero técnico residente en Bilbao, aseguró que las inversiones realizadas en Vilaverde no han superado los siete millones.
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