Barrionuevo trató de cambiar a la policía con la unificación de sus cuerpos y la creación de una nueva ley

El actual responsable del Ministerio del Interior, José Barrionuevo, en el cargo desde la llegada del PSOE al poder, la introducido una importante variación en la policía: la unificación de los dos cuerpos existentes (el Superior y el de Policía Nacional) en uno solo, mediante la aprobación de la ley orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Para ello ha contado en la Dirección General de la Policía con Rafael del Río. En el último año han surgido dos asuntos que han deteriorado notablemente la imagen de la policía: el descubrimiento de una red de corrupción entre los agentes y el conflicto surgido con Justicia.

La toma de posesión del PSOE en Interior supuso el desembarco de hombres muy identificados con el aparato del partido, a cuyo frente fue designado como subsecretario el guerrista Carlos Sanjuán, entre ellos el propio Rafael del Río. Los primeros meses del nuevo equipo dirigente al frente de Interior fueron de estudio de la herencia dejada por los ministros de UCD, cuando el terrorismo de ETA golpeó con toda su dureza. El primero de los ministros, Rodolfo Martín Villa, desplazó de las jefaturas regionales a policías identificados con el antiguo régimen y elaboró la ley de Policía de diciembre de 1978, que permitió avanzar en una estructuralización civilista de la policía. El último, de los ministros de UCD, Juan José Rosón colocó a un profesional al frente de la Policía, José Luis Fernández Dopico. La llegada del PSOE ocasionó el referido desembarco de los hombres de Sanjuán, que no fue subsumido por el propio aparato policial. Entre estos hombres se encontraba el propio Rafael del Río, quien inició un viraje político dejando de apoyar a Sanjuan y ofreciendo su lealtad a Vera.En enero de 1984, al año de la llegada de Barrionuevo, Carlos Sanjuán es defenestrado del ministerio y se produce la primera reestructuración en el departamento. El equilibrio se mantuvo con el mantenimiento de Rafael del Río al frente de la Dirección General de la Policía, aunque la primera etapa su mandato se vió ensombrecido por la continua situación de conflicto en el Cuerpo Superior de Policía.

Esta nueva época tuvo como principales campos de batalla la elaboráción de la ley orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la lucha antiterrorista. La ley de los cuerpos de seguridad supuso un nuevo paso en la desmilitarización de la policía, aun cuando permite "con carácter de excepcionalidad" el mantenimiento de mandos militares. Este punto, junto a la prohibición del derecho de huelga, ocasionó un fuerte enfrentamiento de los sindicatos policiales contra la Administración. La pugna de Interior con los sindicatos policiales fue finalmente resuelta, mediante la modificación parcial de la ley en su trámite parlamentario y la creación de un instrumento sustitutorio del derecho de huelga: el Consejo de la Policía, que el próximo año entrará en funcionamiento.

El año 1986 estuvo marcado por los continuos errores en la desarticulación del Comando España del ETA en Madrid, además del descubrimiento de una red de corrupción policial a la que se acusa de la comisión de importantes atracos, desapariciones y muertes de delincuentes. En este clima de descrédito policial ha surgido en los últimos meses el enfrentamiento con la Administración de justicia.