Maragall respondió con seguridad a las preguntas de los miembros del COI

Las preguntas realizadas por los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) y de las federaciones internacionales fueron contestadas con seguridad por el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, que acaparó todas las respuestas a excepción de la última, en la que cedió la palabra al presidente del Gobierno, Felipe González. El turno de preguntas fue abierto por el soviético Vitali Smirnov, quien preguntó sobre los deportes de exhibición. A continuación pidieron la palabra el japonés Masaji Kiyokawa, que se interesó por el centro de prensa, y el italiano Primo Nebiolo, quien preguntó por las fechas de celebración de los juegos: "A partir del 25 de julio", dijo Maragall, "pero estamos abiertos a sugerencias".El mexicano Pedro Ramírez Vázquez preguntó sobre las características de la villa olímpica y sobre la aportación de Barcelona a los JJ OO, a lo que Maragall contestó: "Aportaremos la alegría de México y el rigor de Múnich". El griego Nikos Filaretos se interesó por los medios de transportes y las distancias entre la villa y las instalaciones. "Quince minutos", indicó Maragall.

"Ciudad segura"

Hamzah Bin Haji Abu Samah, de Malaisia, preguntó sobre el terrorismo. "Barcelona", contestó Maragall, "es una ciudad segura. El terrorismo es una enfermedad internacional". La venezolana Flor Isava-Fonseca quiso conocer el programa cultural de Barcelona 92. "La exposición del Hermitage y el recital de Montserrat Caballé, que se han celebrado en Lausana estos días, son, solamente, un ejemplo de lo que podemos hacer. La cultura forma parte de nuestra esencia". Constantino de Grecia sugirió, como representante de la federación de vela, que Palma fuera escogida como sede: "Técnica y financieramente es preferible a Barcelona", dijo. En la candidatura barcelonesa se deja a cargo de la Federación Internacional de Vela la elección entre Palma de Mallorca y Barcelona.

El noruego Jan Staubo pidió conocer el problema de la droga en España. "Tenemos la misma legislación que muchos países europeos y, sin duda, se persigue a los vendedores", apuntó Maragall. El libio Bashir Attarabulsi se interesó por la entrada de caballos en España y el alcalde se lució, hablando de certificados, vacunas y demás. "No se preocupe, no habrá problemas".

El puertorriqueño Germán Rieckehoff pidió ayuda para los comités olímpicos pobres. "La tendrán", señaló Maragall, "de momento, no deberán pagar nada por la estancia de sus deportistas en la villa olímpica". Alberto de Mónaco preguntó si estaba prevista una villa para los periodistas. Se le contestó que sí. Y, finalmente, el sueco Gunnar Ericsson dio pie al lucimiento y cierre de Felipe González. Maragall, que había respondido a cada interlocutor citando en primer lugar su nombre, pidió permiso a Samaranch para que Felipe González fuera quien respondiera directamente a la cuestión.