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LAS SUPERPOTENCIAS DIALOGAN

Ronnie & Gorby

Ronnie y Gorby, apelativos que la Prensa popular norteamericana dedica estos días a Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, se saludaron ayer bajo un espléndido arco iris que no era signio de eterna bonanza, pues un tiempo chubascoso cubrió Reikiavik alternativamente de sol, fuertes lluvias y granizo nutrido. El viento era helador. Apenas unas 80 per sonas se acercaron en sus coches a presenciar la entrada de los dos líderes en la mansión Hofdi, donde ambos están utilizando indistintamente los dos cuartos de baño existentes. Un portavoz del Gobierno islandés ha explicado que soviéticos y nortea.mericanos llegaron enseguida a ese acuerdo porque uno de los servicios es ligeramente mayor y les pareció superfluo discutir sobre el asunto.Desde las calles de la capital, semidesiertas porque muchos islandeses dedican las primeras horas del sábado a dormir o a viajar al campo, pudo verse al buque Sirius, de Greenpeace, que, poco antes del apretón ritual de manos, asomó su proa por el extremo de un islote que queda detrás de Hofdi. Una patrullera islandesa le hizo alejarse hasta el confín suroeste de la capital, varios kilómetros fuera del puerto, cuya bocana permanecía cerrada por otro buque armado.

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Reagan y Gorbachov conversaron durante más de cuatro horas

A diferencia de Ios ecologistas, los grupos judíos multiplican su presencia en cada conferencia de prensa que convocan los soviéticos. Una, mujer de unos 50 años, que enarbolaba una foto de su hija a la que las autoridades de Ucrania no permiten emigrar a Israel, consiguió interrumpir ayer una de estas sesiones. "No lo puedo soportar", gritaba, "tratan de convencerles de que los americanos son malos y de que: ellos son buenos. Hablen, por favor, de los derechos humanos".

Dos jóvenes hebreos recitan con frecuencia textos en yidish ante el hotel de los soviéticos, pero, de cuando en cuando, les sustituyen otros dos jóvenes de cráneo pelado que piden la liberación de seguidores de la secta Hare Krishna detenidos en la URSS. Estos incidentes aislados apenas se dejan sentir en Reikiavik, donde Raisa Gorbachova visitaba ayer museos y centros de enseñanza, acompañada por Edda Gudinundsdottir, esposa del primer ministro islandés, Steingrimur Hermannsson.

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