Valor de la CNT

El pasado 23 de septiembre se daba la noticia de la devolución parcial del patrimonio sindical histórico perteneciente a las organizaciones obreras UGT y CNT medio siglo después de su expoliación. La noticia llama la atención por varios motivos, algunos de ellos no directamente deducidos de la propia reseña de prensa.El primero se refiere al momento de su difusión. Es curioso que se haga público tres meses después de la celebración del Consejo de Ministros que adoptó tal acuerdo; curiosamente, en diversas entrevistas con responsables del ministerio se negó rotundamente una resolución en este sentido. Habría que destacar aderriás la coincidencia de fechas entre la transferencia de dichas cantidades y la apertura del período de elecciones sindicales. Tal como se plantean estas elecciones, se requiere de las organizaciones sindicales un importante esfuerzo económico y financiero, que al, menos UGT lo tiene más que resuelto.

Un segundo aspecto se refiere a la valoración económica del patrimonio en cuestión. Por una parte, se desconoce -mejor dicho, se oculta deliberadamente- el informe elaborado por Richard Ellis y los criterios utilizados para su valoración final, así como qué locales concretos corresponden a las cantidades de 4.141 y 248 millones; así, por ejemplo, llama la atención la desproporción con que se valoran los 400 locales de UGT (10,3 millones) y los 40 a CNT (6,2 millones). Con todo, la divergencia mayor radica en el número total de inmuebles que constituyen el patrimonio total expoliado y el ritmo con que se realizain, las devoluciones oficiales. A este: dato no se tiene acceso y, por tanto, resulta imposible evaluar los criterios con que se ha aplicado la devolución. Al presente se ha procedido a la devolución de locales no usados por la Administraciló (120 a UGT, 1 a CNT) y a la compensación económica por inmuebles hoy desaparecidos, quedando pendientes los que hoy usufructúa la Administración.

Otro dato no menos significativo, y que no puede aclararse públicamente, es la valoración o asignación de aquellos ininuebles cuya titularidad era compartida por UGT y CNT, caso este no infrecuente en aquella época. Ni que decirtiene que la reivindicación del patrimonio histórico de CNT no significa la oposición a la devoluición de lo que a UGT le corresponda.

Estos hechos representan, al menos, un agravio comparativo, cuando no un insulto a una organización con 75 años de historia. No queda otro remedio que pensar que esta discriminación se debe a una práctica sindical que no comulga con ruedas de molino. Por todo ello, la CNT adoptará una serie de medidas, corno son:

- Exposición del problema ante el Defensor del Pueblo.

- Recurso ante el Tribunal Constitucional.

- Puesta en conocimiento de la OIT de la resolución del Gobierno.

- Proposición de suspensión cautelar del período computable de las elecciones sindicales hasta tanto no dicten sentencia los tribunales.

Es de lamentar una vez más que asuntos de gran importancia para colectivos más o menos amplios se decidan sin transparencia informativa ni participación alguna. En este caso parece evidente que deberían formalizar una comisión de trabajo tanto las organizaciones obrerasafectadas como personas representativas por su especialidad en la materia y su carácter independiente.- Secretaría Provincial de CNT de Andalucía. .