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El Oximesa dio una sorpresa de campeonato

El Oximesa de Granada ganó al Barcelona en un partido trepidante que continuó en algarada por las calles de la ciudad. Los repetidos fallos en los lanzamientos por parte del Barcelona y el planteamiento defensivo del conjunto granadino fueron las claves. El equipo catalán intentó sin éxito obtener una ventaja definitiva que le asegurara el resultado. Sin embargo, el empeño fue infructuoso y el Barcelona sólo consiguió una ventaja máxima de siete puntos al filo de los cuatro minutos de juego del segundo tiempo. Recién iniciado el partido, los visitantes a duras penas lograron una ventaja de seis puntos que pronto fue remontada por el Oximesa.Epi, que erró reiteradamente sus intentos de tres puntos, fue sustituido mediada la primera parte y no reapareció hasta bien entrada la fase final. El jugador estuvo más certero en esa ocasión, aunque mermado en su rendimiento. Sibilio tuvo que suplir las deficiencias con seis triples que sólo sirvieron para que el Oximesa no lograra una sustantiva ventaja.

El primer tiempo concluyó con el resultado de 36-40, a favor del Barcelona, una ventaja que fue obtenida en el último minuto de juego. Con anterioridad, a falta de seis minutos para concluir el primer período, el Oximesa siempre mantuvo una ventaja de dos puntos.

En los diez últimos minutos del partido, los equipos se disputaron una breve ventaja alternativa. A falta de dos segundos, el norteamericano del conjunto granadino, Larry Spicer, forzó una personal de Sibilio que fue bien resuelta y que aseguraba el resultado final. Spicer no estuvo tan certero bajo la canasta como en ocasiones anteriores, gracias al marcaje que hizo sobre él Sibilio. El tan denostado Cooper, al que el Oximesa ha anunciado que le rescindirá el contrato por su bajo rendimiento, cumplió dignamente durante los primeros minutos del primer tiempo y estuvo atento a los rebotes, tanto ofensivos como defensivos, en la segunda parte. Consiguió 18 puntos, cuatro de los cuales fueron lanzamientos por falta personal en los últimos minutos cuando la victoria aún estaba sin decidir.

Los jugadores granadinos tomaron conciencia de que podían superar el rival y esta sospecha se transmitió a los graderíos, enardecidos y palpitantes, que presionaban con unánimes abucheos las jugadas del Barcelona. Había conciencia de proeza entre unos aficionados discretamente pesimistas que, en muchos casos, se hubieran dado por bien pagados con una derrota digna y con la contemplación en vivo de los idolatrados jugadores. El entrenador del Barcelona, conforme se iban consumiendo los minutos y durante los tiempos muertos, presentaba un aspecto alarmante; se mesaba continuamente los cabellos al verificar que los cambios realizados en el equipo no daban el resultado apetecido.

Fue el primer partido en que las localidades de la tribuna superaron las 2.000 pesetas; las más baratas para adultos no bajaron de las 1.500. Aún así, el pabellón se llenó hasta el limite. Desde los gloriosos partidos de fútbol del Granada, que hoy son memoria, la disputa de un partido no levantó tanta emoción ni en nombre suyo se repartieron tantos abrazos.

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