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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ocasión de una avena

UNO DE LOS grupos de la central nuclear de Ascó ha vuelto a ponerse en marcha después de permanecer un mes paralizado. El reiterado fallo de las válvulas del vapor principal, detectado durante sendas operaciones de mantenimiento el 1 de julio y el 23 de agosto, obligó a una revisión en profundidad de sus circuitos y a la posterior corrección de una serie de irregularidades que ponían en entredicho el principio de seguridad de la instalación.Más de la mitad de la inversión necesaria para la construcción de una central nuclear se destina al apartado de seguridad. Ése es, precisamente, uno de los argumentos más manidos a la hora de tranquilizar conciencias y apostar por la opción de la energía nuclear. A pesar de ello, los hechos hasta ahora van dando la razón a quienes sostienen que en este tipo de complejas instalaciones no existe la seguridad total, ese concepto que los responsables de las centrales emiten con fines tranquilizadores.

Bastarían como prueba de ello las conclusiones de la reunión que ayer culminó en Viena el Organismo Internacional de la Energía Atómica, 50 de cuyos miembros han firmado dos convenciones para proporcionarse información inmediata en caso de accidente nuclear -con origen en una central atómica o en armamento- y para otorgarse ayuda mutua en caso de una catástrofe. El accidente de Chernobil de pasado 26 de abril, con 31 muertos y miles de afectados, ha trastornado de hecho las confianzas sobre la fiabilidad en las medidas de seguridad que hasta ahora se han utilizado.

La avería de Ascó-2, precisamente porque fue detectada en una rutinaria operación de mantenimiento y ha podido ser atajada a tiempo y sin urgencias, puede convertirse en motivo para reiniciar en este país una reflexión colectiva sobre nuestra política energética. Se han producido ya demasiados fallos y accidentes en el parque nuclear mundial y hemos tenido que asistir a demasiados síndromes para que no se afronte el problema.

Para empezar, debemos tener presente que las compañías eléctricas y los técnicos de las centrales nucleares operan en base a unos esquemas generalizados que no son infalibles. El informe final del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) sobre Ascó-2 detalla la existencia de una serie de fallos en los mecanismos y en la propia operatividad de los circuitos de las válvulas de vapor que ni siquiera estaban previstos en la normativa de actuación frente a los hipotéticos accidentes. Sin afectar, en este caso, a lo que podríamos considerar como propiamente nuclear, era de todas maneras una disfunción que ponía en cuestión a todo el conjunto de la central. Lo que ha ocurrido ni siquiera estaba previsto como posible fallo, pero en Ascó-2 se ha producido. A la vista de todo ello, el CSN ha optado por cambiar los tiempos de control seguidos en las nucleares españolas, incrementando la periodicidad de los seguimientos rutinarios. Esta podría ser la primera lectura positiva de la avería, cuya inocuidad permite también sacar a la luz y plantear un debate no sólo sobre la seguridad de las centrales, sino incluso sobre la rentabilidad económica y la viabilidad de futuro de estas instalaciones. Los 5.000 millones de pesetas que han dejado de ganar las compañías propietarias de Ascó-2 durante este mes improductivo y las cifras que se han barajado como coste de parada y de la puesta en marcha del reactor son cantidades lo suficientemente importantes como para justificar que se analice el devenir de estos ingenios.

Pero es preciso también no dar por cerrado el debate estrictamente político. El problema de fondo de las centrales nucleares es bastante más que una simple bandera utópica de verdes y ecologistas. Austria, tras largos análisis de la situación, acaba de anunciar el desmantelamiento de su única central nuclear; los socialdemócratas alemanes se comprometen a cerrar este tipo de instalaciones en un plazo de diez años si regresan al poder; el Partido Socialista italiano replantea también sus puntos de vista. El reflujo de Chernobil aún pervive, por mucho que quiera enterrarlo en el olvido una singular coincidencia de intereses entre Estados Unidos y la URS S. Y lo sucedido en Ascó-2 debe suscitar las interrogantes de los españoles.

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