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Los 'doce' todavía dudan si hay que castigar al régimen, de Pretoria

Las sanciones económicas de la Comunidad Europea (CE) contra Suráfrica están aún en el aire. A pesar del fracaso del reciente viaje a Pretoria de sir Geoffrey Howe, secretario del Foreign Office y actual presidente del Consejo de Ministros de la CE, no es seguro que los titulares de Asuntos Exteriores ole los doce decidan en su reunión de hoy en Bruselas aplicar estas medidas comunes contra el régimen segregacionista surafricano.

Las reticencias del Reino Unido a adentrarse por la vía de las sanciones parecen haber sido prácticamente vencidas. Pero otros dos Estados miembros de la CE -Portugal y la República Federal de Alemania- siguen resistiéndose a que la Comunidad decrete un embargo sobre sus importaciones de acero, hierro, carbón y monedas de oro de Suráfrica y prohiba además a sus empresas efectuar nuevas inversiones allí.Poco después de concluida la reunión informal de los jefes de las diplomacias de los doce, que se desarrolló el primer fin de semana de septiembre, el propio Howe reconocía: "Portugal y Alemania han expresado fuertes reservas sobre las sanciones y, no puedo anticipar el resultado de la reunión de Bruselas".

El secretario de Estado portugués de Asuntos Exteriores, Eduardo Azevedo Soares, manifestó una vez más su oposición a las medidas de castigo, al afirmar la semana pasada que la "entrada en vigor de sanciones económicas permitiría a las autoridades surafricanas disfrutar de una mayor libertad para pasar a. la acción contra sus vecinos". Cerca de 600.000 ciudadanos lusos residen, por otra parte, en la República Surafricana.

Aunque se suelen expresar en términos más matizados, los dirigentes de Bonn comparten, grosso modo, este punto de vista y argumentan además que la adopción de sanciones debe hacerse de forma coordinada con Japón y, sobre todo, con EE UU, un objetivo que el secretario del Foreign Office no logró alcanzar durante su estancia en Washington a principios de septiembre.

Si los doce consiguen superar sus divergencias y aprueban final mente las sanciones previstas, el comercio exterior surafricano con la Comunidad registrará unas pérdidas anuales del orden de los 180.000 millones de pesetas. El castigo a Pretoria vendría, no obstante, acompañado por medidas positivas, como la entrega de ayudas suplementarias a los sindicatos, iglesias y grupos surafricanos que luchan de forma no violenta contra el apartheid, de modo que no resulten perjudicados.

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