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Detenidas cuatro personas en relación con el hurto y venta de 444 bonos del Estado

La inspección del Banco de España, en sus comprobaciones semanales de la caja de valores, descubrió el pasado día 13 la falta de 444 títulos del Estado, propiedad del patronato militar de la Seguridad Social, cuyo valor es de 750 millones de pesetas, de los que se ha recuperado ya la mitad. Al tiempo que se daba cuenta a la policía se descubrió que habían sido vendidos de forma irregular a través de un agente de cambio y bolsa. Cuatro personas, entre las que se encuentra un auxiliar administrativo de caja del Banco de España, han sido detenidas y se espera que pasen a disposición del juez próximamente.

El funcionario del Banco de España, Joaquín Alfaro, y el teniente del Ejército, Juan Bejarano, pasarán en las próximas horas a disposición judicial acusados del hurto de los 444 bonos del Estado y de su venta con documentación falsa. El juez ordenó ayer la prisión incomunicada del ex vicepresidente económico del Atlético de Madrid, Santiago Sánchez Blanco, y de Ezequiel de Francisco Bravo, un civil que se hizo pasar por militar ante el agente de cambio y bolsa que realizó la venta de los bonos pertenecientes al Patronato Militar de la Seguridad Social.La estafa de los 750 millones de pesetas consistió en la sustracción de los títulos de la caja de valores del Banco de España y su venta, mediante falsificación de la documentación que acreditaba a algunos de los partícipes como gerentes del patronato militar. La venta, en cualquier caso, parece que se hizo sin cumplimentar las normas exigidas para ello.

En primer lugar los ahora detenidos solamente portaban los títulos físicos, mientras que faltaban las pólizas de compra de dichos bonos. Estas pólizas se guardan en sitio distinto a los títulos, como factor de seguridad ante eventuales casos como el actual.

Falta de control

El procedimiento mercantil exige, también, la verificación de la identidad de las personas que realizan una transacción. Los agentes de cambio y bolsa son, entre otras cosas, fedatarios públicos que intervienen para garantizar la bondad de estas transacciones, y que deben controlar el desarrollo normal de las mismas.

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La desaparición de los bonos del Estado se detectó mediante dos vías que coincidieron en la práctica. Por una parte la inspección, mediante una técnica de muestreo aleatorio establecido mediante un programa de ordenador, revisa la existencia de una fracción importante de los 21 millones de títulos depositados en la caja de valores. Estos títulos entraban dentro de la lista a revisar hace una semana.

Por otra parte los títulos conservaban los cupones que tradicionalmente se cortaban cuando se hacía efectivo el cobro de los intereses, práctica que ya no se, hace en la actualidad. En el momento de la venta se discutió entre vendedores y compradores quién cobraba los intereses del primer semestre, sin saber ninguna de las dos partes que ya había sido abonada.

Cuando se pidió a la Dirección General del Tesoro que pagara dichos intereses contestó, al Banco de España, que ya habían sido pagados, preguntando a su vez qué pasaba con los bonos.

La estafa, que aleatoriamente podría haber tardado varios meses en descubrirse, ha sido atajada en buena parte porque los implicados intentaron cobrar una parte de los talones a través de sus propias cuentas corrientes mediante la cámara de compensación bancaria. El resto del dinero, cobrado en efectivo a través de una compañía de seguridad en el Banco de España mediante talones de un banco contra su cuenta en el banco emisor ha permitido llegar a lo que se cree es la totalidad del grupo que sustrajo y vendió los bonos.

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