Una grave sequía afecta desde la primavera a 25 municipios

Cantabria sufre una grave sequía estacional que comenzó en las postrimerías de la primavera y que registra actualmente el máximo rigor. Veinticinco son los municipios afectados, enclavados en perfiles de media o alta montaña, para los que el Gobierno autónomo acaba de pedir al central la declaración de zona catastrófica. La superficie más castigada por la falta de lluvia equivale al 40% de la región y está habitada por 80.000 personas que cuidan varias decenas de miles de cabezas de ganado vacuno y caballar.

La dramática bolsa de la sequía se asienta en las comarcas de Liébana, Tudanca, Cabuárniga y Liébana, Tudanca, Cabuérniga, y Campoo-Los Valles. La más castigada es la primera, donde el índice de pluviosidad suele ser escaso durante el verano porque el círculo de sus elevadas montañas impide el paso de las nubes cargadas de lluvia que proceden del mar cercano.En esta comarca contigua a los Picos de Europa no ha caído una sola gota de agua en los dos últimos meses, cuando la media de lluvia en junio asciende a 46 litros por metro cuadrado y algo menos en julio.

Aunque, con menor intensidad, el fenómeno se registra, asimismo, en las otras dos zonas ya mencionadas, mientras que en la capital y el resto del litoral las precipitaciones evaluadas en el último trimestre están lejos de alcanzar los índices medios: sobre el casco urbano de Santander sólo cayeron 22 litros de lluvia en mayo, cuando lo normal hubiera sido 90; apenas 33 en junio por los 65 esperados y sólo 10 litros se registraron durante julio, con un déficit de 45 sobre los previstos, según reflejan las estadísticas del observatorio meteorológico.

"Ante semejante situación", explica el consejero de Agricultura y Ganadería, Vicente de la Hera, "hemos enviado al presidente del Gobierno central y al ministro de Agricultura un informe en torno a los problemas creados".

Los ganaderos afectados en los 25 ayuntamientos sólo han recogido un 30% de la cosecha normal de hierba fresca. Las pérdidas globales están evaluadas sólo por este concepto en unos 1.500 millones de pesetas en las cuatro comarcas citadas.

El retorno del ganado

Durante las últimas semanas, un espectáculo que sólo se da en los albores del otoño se ha producido en las cañadas que descienden de los puertos altos de Cantabria, los de Riofrío, Áliva y Pineda, en Liébana; Palombera, en Cabuérniga-Tudanca, y Las Fuentes, en las alturas de Reinosa, con el descenso prematuro de miles de vacas y caballos que pastaban en aquellas latitudes agostadas por el tremendo rigor de la sequía.

Los ganaderos de la región hacen retomar su ganado a las cuadras meses antes de lo normal, y ello les obligará a la precipitada adquisición de piensos artificiales y hierba seca importada de otras regiones, lo que gravará notoriamente su ya quebrantada economía. El angustioso estiaje ha determinado la muerte de decenas de salmones en algunos ríos de Cantabria donde la contaminación industrial se hace más notoria.

"Hemos pedido", continúa el consejero de Agricultura y Ganadería del Gobierno regional", al Gobierno central, entre otras cosas, piensos y forrajes subvencionados y el establecimiento de moratorias para el pago de las contribuciones rústica y pecuaria y de la Seguridad Social agraria, así como la creación de una nueva línea de créditos de campaña en las mejores condiciones posibles".

Como si la tradicionalmente húmeda Cantabria fuese la seca Extremadura, hay tres núcleos urbanos en situación de alerta roja, en los que escasea el agua para la población: un barrio de Polanco, a sólo 20 kilómetros de la capital; otro de Ampuero, en la ribera del Asán, y la localidad de Revilla de Soba.