_
_
_
_

Facciones cristianas rivales siembran la violencia en la capital libanesa

Los miembros de las Fuerzas Libanesas (FL), las milicias cristianas unificadas, destaparon el pasado domingo la caja de sus conflictos internos y sembraron la violencia, el terror y la incertidumbre entre Beirut este y Biblos, una zona de unos 2.000 kilómetros cuadrados donde se apiñan cerca de un millón de cristianos. Tiroteos -que ayer continuaban, aunque con menor intensidad-, controles en vías públicas a cargo de excitados combatientes e ¡das y venidas de vehículos abarrotados de sujetos armados han convertido el llamado Maronútán en un inrierno.

Todos se preguntaban ayer en el Líbano cristiano qué está pasando. Las respuestas eran múltiples. La hipótesis más extendida hablaba de un conflicto entre el líder de las FL, Samir Geagea, y los jefecillos de esa milicia en algunos barrios y pueblos, sobre todo Achrafieh. Se dice que Geagea quiere reformar las FL, darles una unidad férrea, militarizarlas aún más, terminar con el poder de los dirigentes locales. Geagea pretende hacer una especie de Ejército del conglomerado de al menos 6.000 hombres armados que dirige.Los hombres fuertes de Achrafieh, un barrio populoso de Beirut este, no quieren perder sus privilegios, desean seguir siendo dueños de vidas y haciendas en los territorios que controlan. Marun Machaalani es el nombre más citado como opositor a la reforma patrocinada por Geagea. Machaalani, vinculado a las matanzas en los campos palestinos de Sabra y Chatila en 1982, es un radical, un hombre duro de la escuela del presidente Bechir Gemayel, asesinado en septiembre de 1981, hermano del actual jefe del Estado.

Los observadores independientes resaltan, en consecuencia, el carácter de guerra interna del actual conflicto, que, según los cálculos más optúrtistas, se ha cobrado ya seis vidas y ha herido a 30 personas. Una feroz escaramuza en el seno de una heterogénea banda armada. Las FL fueron creadas por el difunto Bechir Gernayel a partir de sus kataeb, o falangistas, y en la actualidad detentan el poder real en el Maronistán. Esa milicia controla las entradas salidas y movimientos internos de seres y mercancías y cobra los correspondientes tributos. En paralelo, y a veces en conflicto con su hegemonía, está el presidente legal,

Amín Gemayel, y algunas unidades leales del Ejército regular.

La explosión de violencia comenzó en la noche del sábado pasado en Achrafleh. Los hombres de Geagea quisieron detener por oscuros motivos a algunos milicianos del barrio. Y éstos reaccionaron a tiros. Pronto se comprobó que Acharafleh era leal a Marun Machaalani, el cabecilla local. Batidos en retirada, los seguidores de Geagea rodearon la zona y ya nadie pudo impedir que se generalizasen los enfrentamientos.

Una cierta calma reinaba ayer en el Líbano cristiano, lo que significa que los combatientes permanecían en sus posiciones, con intercambíos esporádicos de disparos y muchas barricadas seguían en pie. La noticia del día era que uno de los heridos es el adjunto de Geagea, Fuad abu Nader, sobrino del presidente Gemayel. Abu Nader y 10 de sus guardaespaldas cayeron heridos en la madrugada del lunes, en una emboscada. Venían de negociar un alto el fuego.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por otra parte, la aviación israelí bombardeó ayer por segundo día consecutivo bases palestinas en el valle de la Bekaa, al sur de Líbano, y, a pesar de estar en el área de tiro de los misiles sirios, no fueron atacados por ellos.

Cinco personas resultaron muertas y siete heridas, todos ellas extranjeros. Además, un oficial cristiano del Ejército libanés fue asesinado en una localidad bajo control sirio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_