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Vecinos de un pueblo orensano se oponen al traslado de un cuartel de la Guardia Civil

Los poco más de 200 vecinos de la parroquia de Tamallancos, en el Ayuntamiento de Vilamarín (Orense), están llevando a cabo desde el pasado fin de semana una singular protesta. Distribuidos en grupos que se turnan día y noche, vigilan el cuartel de la Guardia Civil para impedir que sea trasladado al inmediato pueblo de Amoieiro, situado a cinco kilómetros.

Los habitantes de Tamallancos reaccionaron con rapidez al observar los preparativos para el desmantelamiento del cuartel, y además de formar un cordón humano en torno a edificio, bloquearon los caminos y carreteras con sus vehículos para impedir el paso de los camiones de mudanzas.La orden de traslado del cuartel de Tamallancos a Amoeiro fue dictada en abril por la Dirección General de la Guardia Civil. Según explicó en conferencia de prensa el gobernador de Orense, Mariario Sanz Pech, el actual edificio es insuficiente para albergar al cabo y a los cinco guardias civiles que prestan servicio allí. Las viviendas, que no cuentan con ninguna habitación de más de 10 metros cuadrados, son muy húmedas y presentan graves deficiencias sanitarias de agua y electricidad, y en general no superan las condiciones mínimas de habitabilidad.

Sanz Pech aseguró que el alcalde de Vilamarín, Amador Vázquez Vázquez, militante de Centristas de Galicia, partido que forma parte de Coalición Popular, se desentendió del asunto y dijo que el Ayuntamiento no podía afrontar los costes de la mejora de las viviendas. Entretanto, el Ayuntamiento, de Amoieiro ofreció alejamiento provisional a los guardias y la construcción de un nuevo cuartel, oferta que fue aceptada por la dirección general del instituto.

Aunque son algo imprecisas las razones por las que los vecinos se oponen al desmantelamiento del cuartel, los líderes de la protesta vecinal apuntan algunas de carácter práctico -por ejemplo, la rápida resolución de determinadas gestiones, como la renovación del documento nacional de identidad- y otras relativas a la seguridad: "Con esta gente aquí, anda uno más seguro", dicen. Los más viejos del lugar apelan a derechos de tradición, porque "el cuartel lleva aquí toda la vida", y no faltan los más apasionados, que sentencian que "si en el País Vasco no quieren a. la Guardia Civil, nosotros no queremos que se vaya de aquí".

La sentada en torno al cuartel, que dura ya varios días, transcurre sin incidentes ni tensiones, aunque el vecindario de Tamallancos está decidido a luchar "con uñas y dientes" para que el cuartel siga en el pueblo y tiene preparadas nuevas acciones -"más contundentes"- por si llega el caso.

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