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Los pagarés del Tesoro pierden atractivo para los inversores y dejan de ser el refugio ideal del 'dinero negro'

La renovación de 2,4 billones de pesetas de pagarés del Tesoro que vencen en el verano preocupa en medios de la Administración, que intenta buscar soluciones alternativas a la pérdida de valor estratégico que padece este instrumento financiero. Los inversores privados que tenían en sus carteras una fuerte cantidad de pagarés del Tesoro dejan pasar la oportunidad de renovar sus títulos y buscan colocaciones alternativas de mayor rentabilidad. Las cifras de existencia de dinero negro que se manejaban para explicar en parte la aceptación de los pagarés del Tesoro se desinflan a medida que pasan los meses.

En los meses de julio, agosto y septiembre vencen un total de 2,4 billones de pesetas colocados en pagarés del Tesoro, de los que la mitad aproximadamente se encuentran en manos del público. El resto está en las carteras de las entidades financieras para cumplir el coeficiente de regulación monetaria. A las autoridades económicas no les preocupa la renovación de estos últimos pagarés porque, al estar muy ajustados los bancos y cajas con las exigencias de la normativa legal, se da por seguro que no habrá problemas pasa su recolocación. De hecho es lo que ha ocurrido en el mes de julio.Lo que mantiene preocupada a la Administración, y que ha provocado que Carlos Solchaga saque una orden ministerial en pleno agosto anunciando una emisión de bonos para primeros de septiembre, es lo que puede ocurrir con los 1,2 billones de pesetas de pagarés de próximo vencimiento en manos del público. Esta nueva emisión viene a sustituir al proyecto de fijar un calendario estable de emisiones de bonos.

Desde primeros de julio hasta ahora ha vencido aproximadamente la mitad de los 1,2 billones de pesetas, y la oferta de dinero para adquirir pagarés nuevos apenas si ha llegado a los 200.000 millones de pesetas. La pérdida de rentabilidad comparativa entre estos títulos y otras colocaciones alternativas puede estar detrás de la retirada de tan importantes cantidades de dinero, que se daban como seguras alimentadoras de la financiación del déficit público.

Nuevas fórmulas

En concreto, en algunos medios de la Administración se empieza a replantear todo el esquema de funcionamiento de estas emisiones, que contaban con ventajas fiscales al no tener retención en origen, a la luz del fuerte crecimiento de los depósitos en bancos y cajas de ahorro que ha tenido lugar desde el pasado mes de mayo. El dinero negro, que estuvo dentro de los cauces de los pagarés, o está saliendo hacia otras fórmulas de inversión o no era tan importante como se creía en un principio.La baja de tipos de interés de los pagarés del Tesoro, en la actualidad en torno al 8% anual para las emisiones a 18 meses, contrasta con los precios del dinero en el mercado interbancario, por encima del 12%. Las grandes empresas que colocaban, a través de bancos y otros intermediarios financieros, sus excedentes de tesorería en cuentas ligadas a los pagarés del Tesoro han encontrado otras fórmulas que les permitan obtener mayor rentabilidad. En la actualidad, las participaciones en operaciones de crédito, las cesiones temporales de préstamos, permiten pagar por unos depósitos cantidades mayores a pesar de las retenciones de impuestos.

Todo ello hace pensar que, si se mantiene la situación actual, el mercado de pagarés del Tesoro acabará desapareciendo a medio plazo y que la Adminisrtración se tendrá que volcar aún más en las emisiones de deuda a medio y largo plazo para financiar el déficit actual y el acumulado, con el consiguiente encarecimiento. Ahora bien, si el resto de los tipos de interés iniciara una baja pronunciada el atractivo de los pagarés del Tesoro podría volver a crecer al estrecharse el diferencial existente entre unos y otros y mantener los pagarés la opacidad fiscal.

El déficit público

Sin embargo, los problemas de control monetario que se están produciendo en este ejercicio no parecen permitir demasiadas alegrías en este terreno. El Banco de España subastó ayer un billón de pesetas en préstamos de regulación. Casi en el mismo momento en que se reducen los tipos de interés generales, el crecimiento de las magnitudes monetarias se dispara hasta superar ampliamente los objetivos fijados por el Gobierno. Cuando se mantienen los tipos de interés, la cantidad de dinero en circulación vuelve a la senda prevista. Al tiempo, las necesidades de financiación del déficit público presentan fuertes oscilaciones.Unos meses parece que el déficit está controlado y en otros momentos se dispara como en los peores momentos. En julio las cifras son muy buenas y por ello el crecimiento monetario ha ido por debajo de las previsiones. Pero existe el temor, en parte fundado, de que se hayan embalsado una parte de los gastos, que volverán a salir en los próximos meses.

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