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'ROCK'

La gran fachada de Queen

QueenLa gran fachada del cuarteto británico Queen, que realiza una gira por Europa y lleva varios días de viaje por distintas ciudades españolas, también funcionó en Madrid. "Pasen y vean", se había invitado al público con insistencia desde los medios de comunicación más fuertes, "el grandioso espectáculo de luces, efectos y colores va a comenzar. Lo nunca visto. No se lo pierda. No importa que muchos de ustedes tengan que estar de pie, durante más de dos horas. Ni tampoco ha de importarles, señoras y caballeros, chicas y chicos, niñas y niños, que para entrar y salir del recinto deportivo tengan que hacerlo con apretones en largas colas. No lo duden, pasen, no se arrepentirán, es la única oportunidad para un acontecimiento sin par. Y por el módico precio de 2.400 pesetas. Es una ganga. Les parecerá haber gastado muy poco para lo mucho que les van a dar'". Y el estadio del Rayo Vallecano, donde se: celebró el concierto, se llenó con 25.000 personas, cantidad similar a la que se congregó en el Miniestadi del Barcelona.Cabe preguntarse si tan anunciados eventos de artistas tan di fundidos por sus canciones de consumo bajo la fórmula oír y olvidar -como las botellas no retornables- favorecen al rock, querido, seguido, temido, perseguido como la última de las culturas populares surgidas de la base, o le perjudican, como fenómeno transformado para las masas, cuya inocencia parece ya perdida.

Freddy Mercury, voz, piano y guitarras; Brian May, guitarras; John Deacon, bajo, y Roger Taylor, bateria

Se acompañaron de Spike Edney, a los teclados, y guitarra ocasional. Actuación previa de Kraft. Estadio de Vallecas, 3 de agosto.

Se ha logrado que en estos espectáculos singulares los públicos amen a sus ídolos -póngase Freddy Mercury- ciegamente. Y no se sabe si ceguera semejante ha de deberse quizá. a tanta exclamación publicitaria del despliegue extraordinario de equipo de sonido y de luminotecnia, de los miles de vatios y las decenas de camiones, o ciertamente al efecto propio y sensacionalista de esos vatios.

Ruidos y nueces

El refranero avisa. Mucho ruido y pocas nueces. Ruido perfecto que se alza principalmente en el monólogo punteísta de Brian May, que se encariñó consigo mismo durante más de cinco minutos a son de guitarra. Ruido que suena grabado en instantes de fervor como las voces cuantiosas e imperiales de Rapsodia bohemia. Y ruido conocido de varias canciones triunfadoras del repertorio particular -Another bites the dust, I want to breakfree o la horterísima Radio Ga Ga-, o del ajeno, como Hello you, Mary Lou o Tuttifrutti.No era oro todo lo que relucía. Ni las antorchas gigantes a gas butano, ni las intermitencias de luces diversas, ni las explosiones de luz y humo artificiales, ni las palomas blancas soltadas al vuelo más tópico, ni los disfraces abanderados del gran reverendo Mercury pueden disimular la carencia de una música desarrollada, actual, cálida, inocente. Las apariencias, por muy aparatosas que sean, pueden efectivamente engañar, y aunque la reina se vista de seda...

La dicha, eso sí, no se puede discutir. A quienes llenaron el estadio y tanto disfrutaron poco ha de importarles si hubo gato por fiebre, con tal de que el gato de bígotes negros les convenciese.. Si Mercury aullaba, su público aullaba, y en esta participación entre comunicador y comunicados sóle, ha de encontrarse desahogo o divertimiento. En este sentido, la fiesta es para el que bien la paga.

Queen actúa hoy, a las 23.00, en el estadio de Marbella.

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