Que vienen las sillas cariñosas
Edwin A. Abbot, teólogo y crítico literario inglés, escribió a principios de siglo un librito titulado Planilandia. En él narraba la vida en un mundo de dos dimensiones. Abbot recreaba un microcosmos perfecto, donde todo tenía un paralelo real y coherente: las mujeres eran líneas que vistas de frente resultaban puntos, los obreros eran triángulos isósceles, los profesionales eran cuadrados y los sabios círculos. A mayor número de lados correspondía mayor escalafón social. Sin embargo, en Planilandia todos los personajes se podían confundir, pues; dentro del plano ofrecían igual visión al quedar reducidos a una línea. Sólo el tacto de los ángulos permitía diferenciar un rango de otro. Era como si jugásemos a poner el ojo a iras de una mesa y distinguir entre tarjetas de diversas geometrías y tamaños.Pero un día el protagonista de la historia logra salirse de su mundo, levantarse del plano y, desde la altura, entender la verdadera forma de los habitantes de su planeta. A partir de ese momento comprende las limitaciones y carencias de su medio y un inmenso repertorio formal nuevo se abre ante sí.
LOS PIONEROS
Algo similar debió sucederles a los pioneros del diseño industrial cuando comprendieron que inauguraban una nueva disciplina donde los objetos perdían su secular inocencia para adquirir una nueva dimensión: la conciencia de haber estado ideados por alguien. En la novela de Abbot, el protagonista acaba incomprendido y tomado por un loco peligroso al pretender convencer a. sus congéneres de la existencia de Espacilandia. Esto ocurre el primer día del año 2000 de su era. Pocos años antes del 2000 de la nuestra, el diseño industrial se ha afianzado como una de las disciplinas más prósperas y rentables del siglo. Pero, como sucede también en el libro, algunos personajes inquietos han decidido explorar nuevas regiones del objeto más allá de las zonas conocidas.
El producto comercial, a quien da forma el styling (cuyo fin es el de vender más), representa la casi totalidad de los objetos que nos rodean, pero obedece cada vez más a las influencias y destilados del diseño de vanguardia, más culto y creativo.
En este segundo grupo podemos encontrar en la actualidad las siguientes tendencias o movimientos:
High-Tech. Responde a la resolución sofisticada de la piel (no el interior) de los aparatos tecnológicos, pero su estética es aplicable al mobiliario, la decoración, el grafismo. .. Representantes de esta estética son el alemán Dieter Rams y su labor para la compañía Braun, Mario Bellini y sus diseños para Olivetti, Ambasz, Sapper, Porche, o en España Ramón Benedito, ya sea en solitario o dentro del grupo Transatlantic.
Neoartesanado posindustrial. Antes diseño radical, preocupado por la recuperación artesana sin renunciar al apoyo de la máxima tecnología disponible. No es un revival nostálgico; simplemente busca la individualidad en estos tiempos de seriaciones uniformantes. Su apóstol es el críptico Alessandro Mendini, siempre en la brecha del diseño de investigación.
Manierismo. Estética propia de sítuaciones viciadas, contradictorias, personalistas. La manera es la solución. Manieristas acaban siendo los que elaboran un lenguaje propio potente. Óscar Tusquets y Javier Mariscal son en España dos ejemplos de fuerte originalidad con repercusión internacional.
Purismo. En un exceso de simplicidad se cae de nuevo en la forma. El mobiliario del francés Philippe Starck y los diseños del arquitecto italiano Aldo Rossi son diversas muestras de esta tendencia.
Del ingenio. En este apartado encontramos a un personaje extraordinario: Achille Castiglioni, un verdadero inventor de objetos. Cada obra suya constituye un duro golpe al objeto concebido tradicionalmente.
Neoprimitivismo. Surgido como lógica reacción a la hiperciviliz ación, teorizado y ensayado por el italiano Andrea Branzi, constituye una sugestiva corriente experimental, alejada del circuito comercial.
Menphis. Tendencia netamente posmoderna que irrumpió con colores atrevidos y formas agresivas, sentenciando el fin definitivo del racionalismo en el diseño, que ya andaba tambaleándose. Ettore Sottsass fue su fundador, pero sería injusto restringir a esta experiencia su fecunda y anticipatoria labor en el mundo del diseño.
Interactivo. Concepto postulado por el tándem anglosevillano, afincado en Milán, King-Miranda: "Estarnos convencidos de que no existen los atajos ni ultratecnológicos ni hiperdecorativos; el objeto es un mensaje utilizable, un lugar de relaciones, un nudo de interactividad".
Gadget. Es el diseño de los regalos, de los caprichos, de las curiosidades; son objetos seductores, comunicativos, con una alta carga lúdica, y están vinculados a la funcionalidad con un hilo extraordinariamente fino, aunque existente. Cada vez constituyen una porción más significativa de la producción. Son muchos de los objetos de Fiorucci o de Insolit en *España, y tienen incluso una feria en París: el Moving.
Adhocismo. Se basa en elementos reciclados, descontextualizados, recompuestos, transformados, como los sorprendentes diseños del joven inglés Ron Arad para su empresa One-Off. sofás en asientos de coches antiguos, lámparas móviles teledírigidas, o el concrete sound system, un aparato de hi-fi embebido en hormigón armado.
Sea como fuere, de aquí a fin de siglo todos estos estilos cambiarán y se entremezclarán de forma vertiginosa. La premonición de Mies -"lo individual va perdiendo sentido; las realizaciones impersonales y los autores desconocidos forman parte de la tendencia de nuestra época hacia el anonimato"- resultará ser todo lo contrario de lo que suceda, pues cada vez más el diseñador con nombre propio se erige como protagonista egocéntrico de su entorno. Incluso "puede suceder, como ha sucedido y sucede, que un diseñador se envanezca y se crea un mago", como ha señalado Sonsass definiendo el momento presente del diseño.
Pero más interesante que conocer el clan de magos, prestidigitadores o clowns de turno que actuarán en los próximos años, quizá sea conveniente discernir por qué frentes avanzará la disciplina del diseño. A saber: a) Cómo diseñar bien los objetos mal diseñados hasta el momento. b) Cómo mejorar el diseño de los bien resueltos, a fin de: aumentar su apetito social. c) Cómo diseñar por primera vez los objetos correspondientes a nuevos usos aun inéditos.
Este último apartado resulta, sin duda, el más excitante y el más conveniente de predecir, ya que futura abhorret vacuum, es decir, el futuro es perjudicado al no ser perseguido, como nos recordase Charles Jencks en sus predicciones de la arquitectura futura.
A este apartado de objetos por venir lo llamaremos nuevo repertorio y más adelante enunciaremos las características, pero antes dediquemos un triste adiós a otra colección ole objetos que nos abandonará con el siglo. Desaparecerá el dinero en billetes y monedas, los vídeos de cinta, las pilas, las casetes, los tocadiscos, los discos de vinilo, las armas de fuego, los cables eléctricos. Pasará a la historia un objeto tan arcaico como la llave, que aún hoy en día funciona con la misma mecánica que en la Edad Media y ha soportado impertérrita el paso de: los tiempos. Cambiarán las máquinas de escribir, las cámaras fotográficas, los vehículos, Daremos el adiós a muchos otros objetos como las gafas, las botellas de vidrio o las bombillas, que quedarán relegadas a usos románticos y simbólicos, tal como hoy utilizamos las velas dé cera que antaño sirvieron para dar luz.
Y si bien unos objetos nos dejan, otros que aún no conocemos vendrán a acompañarnos en los próximos años.
NUEVOS REPERTORIOS
Son muchos los factores que intervienen en la creación de un objeto: la moda, los materiales, los presupuestos, la capacidad del diseñador..., pero son sobre todo las nuevas necesidades y modos de vida los que provocarán la aparición de un nuevo repertorio de diseños:
- El alimento creciente del tiempo libre desarrollará objetos para el ocio y la diversión.
- Las formas de vida no familiar provocarán un repertorio doméstico específico.
- La hipercompetitividad comercial forzará objetos llamativos y diferenciados.
- Aumentará la presencia de los objetos de uso inmediato y único (objeto-kleenex).
- El presumible aumento cultural generalizado provocará la aceptación de estilos antes rechazados.
- El creciente culto a los personalismos aumentará la derrianda de los objetos de firma. Se ponderará al autor.
- La informática invadirá y unificará los ámbitos cotidianos: comercio, coche, cocina, estudio... - El aumento creciente de la población de tercera edad creará un poder gerontocrático y la consiguiente colección de objetos específicos para sus necesidades.
- Se reducirá notablemente el tamaño de todos los objetos, para ocupar menos espacio y economizar en los materiales.
- Nacerá una especie híbrida de objetos, con un primer proceso de seriación y automatización y un posterior acabado manual.
- Proliferarán los objetos móviles, transportables, plegables, correspondientes a nuevos modos de vida nómada. - Obtendrán pleno reconocimiento los objetos no funcionales, insólitos, lúdicos, simbólicos
- La prisa será un importante condicionante de muchos objetos.
- Nacerá la raza de los objetos biológicos.
A nivel más general:
- El diseño apuntará diferenciadamente a todas y cada una de las capas sociales.
- Será prácticamente imposible la aparición de un estilo unitario dominante.
- Se confirmará una recíproca relación con los países del Tercer Mundo: por un lado se: les encajará diseño masivo y por otro se les absorberá materias, ideas y estéticas.
- El diseño entrará plenamente en el ámbito artístico.
- El diseño estrictamente comercial, realizable por cualquier técnico, se desmarcará definitivamente del diseño creativo de autor, tal vez incluso cambiando de nombre.
En la última página de Planilandia, el protagonista recluido en prisión se lamen ta de la incomprensión de sus hallazgos: "Sin embargo, mi existencia discurre en la esperanza de que estas memorias, de alguna manera para mí desconocida, puedan abrirse camino hasta las mentes de la humanidad de alguna de las dimensiones y puedan dar origen a alguna raza dérebel des que rehúsen verse confinados a la dimensionalidad limitada". Nos gustaría pensar en una generación de diseñadores, quizá en un tiempo no muy lejano, que consiguiese- ir más allá de la bidimensionalidad forma-función y encontrase nuevas dimensiones insólitas para los objetos. Quizá motores musicales, sillas cariñosas o cafeterias; traviesas...
Pero esto es ya otra historia. En una dimensión desconocida...
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