El pasado

Si el señor Hitos Amaro experimentó profunda tristeza al comprobar lo que no decía EL PAÍS de fecha 18 de julio (y otros anteriores) sobre la guerra civil, yo sentí otro tanto al leer su carta al director (Tratamiento maniqueo), carta, que publica el diario de fecha 27 de! jialio. ¿A qué historia se refiere el señor Hitos en el tercer párrafo de su escrito? Supongo que a la escandalosamente deformada, mutilada y patriótica que quizá le ensefiaron en sus años mozos. La escrita por historiadores que sin el menor rubor proclamaban que Guernica había sido destruida por los rojos en su retirada, por citair tan sólo un ejemplo entre mil. Historia que, sorprendentemente, se sigue enseñando.Las manifestaciones de adhesión inquebrantable y otros jolgorios patrióticos al son eneo de las trompetas del imperio pertenecen ya a un pasado prehistórico, y de ello no queda sino una sensación extraña, mezcla de ridículo y amargura. Todo está muerto y enterrado en nuestras mentes, pero por desgracia la verdadera historia no se puede borrar de un plumazo, y la falsa hay muchos que se empeñan en propagarla. Nerón, Hitler, Mussolini..., entraron en ella por la puerta trasera, aunque: mejor hubiera sido que nunca la hubieran franqueado. Ahora, transcurrido el tiempo, son arquetipos de lo inhumano. Pero el que España haya engrosado la lista con un nuevo nombre no debe ser obstáculo para olvidar. Olvidar. En eso estoy de acuerdo con el señor Hitos. "Superemos el pasado", dice en su carta. Pero añade: "leyendo el número de hoy he tenido la impresión de un retroceso, intentando torcer el curso de la historia con la pluma ( ... )". Pese a la singular construcción de la frase (el segundo gerundio le sienta como un tiro), está claro lo que quiere dar a entender. Pero ya se sabe: se ve antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Yo le sugeriría al señor Hitos que investigara en su entorno laboral, porque con seguridad descubriría algunas actuaciones que no le producirían honda tristeza, sino tal depresión que podría pasarse un año pagando psiquiatras. Por cierto, ¿figuran todavía en las bandas de gala de los generales las fechas que intentamos olvidar?-

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