Irán amenaza con inundar el mercado de crudo si la OPEP no llega a un acuerdo sobre cuotas y producción
Irán amenazó ayer con inundar el mercado de crudo si los 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no llegan a un acuerdo en el reparto de sus cuotas y en el establecimiento de unos techos de producción en la 78ª conferencia ordinaria de esta organización, que dio comienzo ayer en Ginebra. El viceministro para Asuntos Internacionales y Comercio y miembro de la delegación de su país afirmó al término de la primera sesión plenaria, que duré, poco más de una hora, que Irán tiene capacidad suficiente para sobrepasar rápidamente su actual cuota dentro de la OPEP, que es de 2,11 millones de barriles diarios, a 2,5 o incluso a 3, afirmando que en caso de que no haya acuerdo, "volveremos a nuestra cuota histórica", que era de cuatro millones de barriles.
Estas dos cuestiones, techo de producción y cuotas internas, son los elementos básicos sobre los que va a girar la conferencia, como condición sine qua non para hacer remontar los precios del crudo, que se encuentran en sus nivel más bajo de los últimos 12 años. La superproducción de los países de la OPEP, cercana en estos momentos a los 20 millones de barriles -más de tres millones por encima de los 16,3 previstos en la anterior conferencia celebrada el pasado mes de abril también en Ginebra- y el incumplimiento real por la mayor parte de los miembros de las cuotas que les corresponden ha provocado que el barril se esté cotizando ya por debajo de los 10 dólares en el mercado libre. El brent del mar del Norte estaba la pasada semana en 8,45 dólares, y el West Texas Intermediate en 10,85 dólares barril.La corta sesión plenaria de apertura sirvió simplemente para poner de manifiesto, de nuevo, las diferencias que hicieron naufragar la reunión mantenida en la isla yugoslava de Brioni el pasado mes. Los ministros analizaron el preacuerdo al que se llegó por mayoría de intentar situar la producción del cártel en 17,6 millones de barriles diarios, que contó con la oposición de Libia, Argelia, Irán -los tres países críticos en estos momentos de la organización- y a los que se unió finalmente Gabón. El distanciamiento de posiciones aconsejaron la celebración por la tarde de reuniones bilaterales para buscar una vía de aproximación al reparto de cuotas provisional propuesto por el ministro indonesio, doctor Subroto.
Sobre ese techo de 17,6 millones de barriles para el tercer y cuarto trimestre de este año, como fórmula para situar el precio del crudo entre 17 y 19 dólares, Arabia Saudí pasaría de los 4,35 millones de barriles que tiene asignados oficialmente a 4,5; Irán aumentaría de 2,3 a 2,4 millones de barriles, mientras que Irak lo haría de 1,2 a 1,6 millones de barriles, entre otros. Se trataría, simplemente, de reconocer de iure un incremento de la producción que ya están sacando al mercado desde el pasado mes de diciembre, cuando se rompió la disciplina de la organización.
Riesgo de sobreproducción
El problema que se plantea ahora es que algunos países no están de acuerdo con ese reparto provisional propuesto, en tanto que otros -caso de Irán o de los Emiratos Árabes Unidos- ya han anunciado que con o sin acuerdo seguirán produciendo por encima de la cuota que hasta ahora les corresponde. Esta vez ni siquiera los buenos oficios del poderoso ministro saudí, jeque Yamani, han conseguido hacer variar la postura intransigente del representante de los Emiratos Árabes Unidos, Mana Saeed al Otitiba. Así pues, en esta nueva reunión de Ginebra, el problema está en aproximar dos posturas claramente diferenciadas: por una parte los críticos (Libia, Irán y Argelia), que se muestran más inclinados a que se ponga freno a la superproducción actual, reduciéndola hasta los 14 millones de barriles diarios, como única posibilidad para que los precios se vuelvan a acercar rápidamente a los de hace un año (28 dólares por barril). Y, por otra, la de Arabia Saudí y su aliado, Kuwait, partidarios de que la OPEP siga manteniendo una cuota preponderante en el mercado petrolífero mundial.Hasta ahora, y ante la imposibilidad de llegar a un entendimiento con el resto de sus socios de organización, Arabia Saudí ha optado por aumentar fortísimamente su producción -ahora produce casi seis millones de barriles diarios, según fuentes de la industria, casi tres veces más en 1985-, para hacer caer los precios al máximo y provocar que los demás países se den cuenta de la gravedad de la situación.
Venezuela, Ecuador y Nigeria también han manifestado su deseo de incrementar su actual cuota de producción interna, en tanto que los iraníes han señalado que por cada barril de más que se conceda a Irak ellos pondrán en el mercado dos.
Salvo el representante iraní, ningún otro miembro oficial quiso aventurar ayer declaraciones. El gabonés Etienne Guy Mouvaglia Tchioba señaló que era mejor "permanecer callado y discreto" hasta ver cómo se desarrollan los acontecimientos, y en esa misma actitud se mostraron los latinoamericanos, el venezolano Hernández Grisanti y el ecuatoriano Espinosa Terán.
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