El príncipe Andrés y Sarah Ferguson se jurarán hoy fidelidad eterna ante las cámaras de televisión
El romance iniciado la primavera pasada en las famosas carreras de caballos de Ascot en torno a unos pasteles de chocolate entre el segundo hijo de la reina de Inglaterra y una pelirroja amiga de la infancia culminará hoy, cuando el arzobispo de Canterbury declare marido y mujer a Andrés de Windsor y a Sarah Ferguson en la abadía de Westminster. Como es tradicional en estos casos, la vida cotidiana prácticamente se detiene en todo el Reino Unido desde las primeras horas de la mañana hasta que los recién casados aparezcan, junto al resto de la familia real, en el balcón principal del palacio de Buckingham para corresponder a las aclamaciones de la multitud que se agolpa en la explanada y a lo largo del paseo de Mall.
El ambiente que se respira en torno al acontecimiento es una rara mezcla de histeria colectiva, tradición y respeto a la institución monárquica. Varios cientos de británicos se habían congregado ya anoche frente al palacio de Buckingham para conseguir un lugar privilegiado para ver la cabalgata real. El clima festivo embarga a todos los ciudadanos y estamentos del país y contagia hasta a los diputados socialistas, uno de cuyos portavoces atacó al Gobierno el lunes por pretender que el miércoles, hoy, se aumentase un impuesto local "cuando el país celebra un acontecimiento festivo".Cerca de 4.000 policías y miembros de las fuerzas armadas custodiarán a la pareja en su recorrido desde el palacio de Buckingham, de donde saldrá el príncipe Andrés, y desde Clarence House, de donde lo hará Sarah, hasta la abadía de Westminster. Sin embargo, los fusiles de los 1.600 miembros de los tres ejércitos que cubrirán la carrera estarán sin munición.
La ceremonia religiosa, aunque oficiada por el arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia de Inglaterra, doctor Robert Runcie, tendrá un carácter ecuménico, y en ella participarán con oraciones especiales,el cardenal Hume, primado de la Iglesia católica en el Reino Unido, así como los moderados de la Iglesia de Escocia y del Consejo Federal de Iglesias Libres.
La primera boda real celebrada en la abadía fue la de Enrique I y Matilde de Escocia, en el año 1100; la última, el enlace entre la princesa Ana, hermana de Andrés, y el capitán Mark Philips, en 1973.
Un portavoz de Buckingham Palace anunció el lunes los miembros de la familia real que asistirán a la boda; sin embargo, por seguridad, no se facilitó una lista detallada de las 1.900 personas invitadas.
El príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia, y sus hermanas, las infantas Cristina y Elena, representarán a la familia real española, en contraste con la ausencia del rey Juan Carlos y la reina Soria en la boda de los príncipes de Gales en 1981, al .anunciarse que su viaje de novios empezaría en la colonia de Gibraltar. El príncipe Felipe vestirá el uniforme de alférez del Ejército español.
De acuerdo con los deseos expresos de la pareja, se ha invitado preferentemente a los miembros jóvenes de las familias reales. El único soberano invitado es el rey Constantino de Grecia y su esposa, la reina Ana María, que asistirán acompañados de tres de sus hijos, Paul, Alexia y Nicolás. Otras altezas invitadas son el príncipe Felipe de Bélgica, el príncipe Jorge de Dinamarca, Nahurito de Japón, Enrique de Luxemburgo, Alberto de Mónaco, princesa heredera Sonia de Noruega, princesa Margarita de Suecia y su marido, John Ambler, y Alejandro de Yugoslavia.
La cadena británica de televisión BBC comenzará la retransmisión de los actos a las nueve de la mañana, hora local. Una audiencia superior a los 300 millones de habitantes, 200 millones menos que para la boda de los príncipes'de Gales, verá las imágenes en directo en 32 países. Por primera vez, los telespectadores verán á los contrayentes de frente, gracias a una cámara instalada detrás del altar.
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