Panamá cree que el canal está detrás de los ataques de EE UU contra Noriega
ENVIADO ESPECIAL, Militares próximos al hombre fuerte de Panamá, el general Manuel Noriega, y políticos del partido del Gobierno, el Partido Revolucionario Democrático (PRD), consideran que los recientes ataques contra Noriega en la Prensa norteamericana están relacionados con un intento de Estados Unidos para debilitar a Panamá con vistas a la entrega del canal, que deberá realizarse definitivamente el año 2000, y para tratar de aproyecliarse de los depósitos monetarios acogidos en el país gracias al secreto bancario.
Mientras tanto, las fuerzas de la oposición panameña de derechas tratan de capitalizar los ataques contra Noriega desde Estados Unidos con denuncias sobre el régimen de libertades y acusaciones contra la administración de justicia, corrupción y atentados contra la libertad de prensa en Panamá.En su despacho de abogado, el ex ministro de Asuntos Extenores de Panamá, Oydien Ortega, uno de los cuatro panameños que integran la junta directiva de la Comisión del Canal de Panamá, no tiene reparo en afirmar que "la oposición hizo cabildeos para que no se aprobaran los tratados". Se refiere al tratado Torrijos-Carter, que el 1 de enero del año 2000 devolverá a Panamá la propiedad del canal y la soberanía sobre la zona adyacente. Para Ortega, está claro que a Estados Unidos le conviene que la oposíción panameña de derecha llegue al poder, "porqué eso les ayudaría a incumplir o renegociar los tratados".
Rómulo Escobar, presidente del PRD, partido que sigue la doctrina del fallecido líder panameño Omar Torrijos, cree que la andanada de The New York Times contra el general Noriega es un intento de "doblegar a los funcionarios con una agresión publicitaria similar a la empleada en Haití y Filipinas, una fórmula que da resultado en países pequeños. No necesitan invadir. Basta una gran campaña de prensa mundial para provocar una reacción negativa de afuera hacia dentro".
Tanto Escobar como el ex presidente panameño Arístides Royo están convencidos de que este intento no tendrá éxito, y aducen como argumento que la oposición convocó recientemente a una manifestación, con la presencia incluso del anciano líder Arnulfo Arias, de 85 años, y "sólo consiguieron reunir a unas 1.000 personas".
Fuerte oposición
La oposición lleva a cabo una fuerte campaña, cuyo peso lo lleva el principal periódico del país, La Prensa, que todos los días aparece con denuncias sobre la falta de independencia de la justicia panameña. En esta campaña llegaron a merecer los honores del titular de cabecera de la primera página las palabras del cura párroco de la iglesia de Cristo Rey, pronunciadas en "una vibrante homilía" durante una misa "por la justicia y el eterno descanso del doctor Hugo Spadafora", cuyo cuerpo decapitado fue localizado el 14 de septiembre del año pasado en la línea fronteriza con Costa Rica.
En esa misa, Javier Villanueva, un sacerdote español de quien los seguidores del Gobierno panameño afirman que ya ha tenido que abandonar otros países centroamericanos, dijo, según La Prensa, que "es hora que nos unamos todos en una cruzada por los valores morales, por los valores cristianos, antes que este pobre, apaleado, violado y prostituido pueblo dé paso a la ira y a la venganza, porque entonces, en lugar de una Biblia -la palabra de Dios-, lo que blandirá será un arma". También dijo Villanueva que "Panamá se siente violada, se siente apaleada, amordazada, se siente olvidada y menospreciada".
El periódico La Prensa se ha convertido en la principal tribuna de ataques contra el Gobierno y los militares panameños. El presidente del periódico, Roberto Einsenmann, lleva varios meses autoexiliado en Estados Unidos, desde donde lanza ofensivas contra el régimen panameño. A su exilio se unió el pasado domingo un columnista del periódico, Guillermo Sánchez Borbón, que se exilió en Caracas tras refugiarse en la Embajada de Venezuela en Panamá. Sánchez Borbón consideró que su vida estaba en peligro y no se atrevió a comparecer a una citación judicial por presuntas calumnias relacionadas con acusaciones lanzadas en su columna sobre el caso Spadafora.
El cadáver del ex viceministro de Sanidad de Torrijos, que después fue sandinista y más tarde guerrillero antisándinista y opositor a los militares en Panamá, pesa todavía hoy. El brutal asesinato, sin aclarar, es un arma en la lucha política panameña. La familia de Spadafora pide la reapertura del caso del ex político y ex guerrillero, que, envuelto en una saca de correo norteamericana, apareció en territorio de Costa Rica torturado y decapitado.
El procurador de la nación (fiscal general), Caros Augusto Villalaz, declaró esta semana al semanario Quiubo que no procede reabrir la investigación del caso debido al principio de territorialidad vigente en las leyes procesales panameñas, porque "en Costa Rica hay un proceso; Panamá no debió abrir esa clase de investigación, porque Costa Rica tiene esa investigación". Sobre la posibilidad de un procesamienllo del general Noriega por las recientes acusaciones vertidas contra él, Villalaz dijo: "Ésas son aseveraciones de periódicos de allá [Estados Unidos]. ¿Por qué no traen las pruebas? Igualmente, nosotros tenemos que ver quiénes son las fuentes de información sobre eso".
Los millitares, irritados
La campaña de prensa de la oposición irrita a los militares. Un comandante próximo a Noriega se preguntaba indignado: "¿Por qué no dicen que en Panamá no hay ni un solo preso político?". El mismo oficial se lanzaba cuando se le mencionaban: los ataques de la Prensa norteamericana, y decía que "Estados Unidos es un país que va cuesta abajo en la rodada".
El comandante rechazó las acusaciones sobre narcotráfico en Panamá y dijo que "el problerna está en Estados Unidos. Nosotros, los latinoamericanos, no tenemos vocación de drogadictos". "Yo vi en Nueva York a una señora que se metía una inyección de heroína, y allí, un policía que estaba casi al lado, no hacía caso. Los soldados en Vietnam metían sacos de heroína en los cadáveres de sus amigos que se trasladaban a Estados Unidos".
Las acusaciones norteamericanas de que Panamá es la vía utilizada paralavar en sus bancos el dinero procedente del narcotráfico se considera un intento de competencia al sistema bancario panameño. El ex presidente Arroyo dice que un tercio de la economía panameña depende del sector terciario: "Panamá es un país de servicios y depende de los bancos y de los ingresos del canal".
"El establecimiento de 132 bancos en Panamá está ligado al secreto bancario", dice Arroyo; "si se suprime, se irían todos los bancos". El comandante próximo a Noriega se indignaba al afirmar que la campaña contra el secreto bancario en Panamá responde a un intento ole llevar se los depósitos de los bancos panameños a Miami: "Se nos acusa de haber lavado aquí 600 millones de dólares en un año. En el mismo período, el Banco de Boston lavó 136.000 millones de dólares".
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