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La presión fiscal subirá medio punto este año, hasta alcanzar el 30% del PIB, según Borrell

La presión fiscal que soportan los españoles se situará este año en el 30% del producto interior bruto (PIB), medio punto más que en 1985, según anunció ayer José Borrell, secretario de Estado de Hacienda, en el seminario sobre Opciones fiscales de los años ochenta, que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El director de los cursos, el catedrático Enrique Fuentes Quintana, abogó ayer por una fuerte reducción del impuesto sobre la renta y la fijación de una tarifa única, igual para todos.

La presión fiscal en España, a pesar de que el Estado se queda con 30 de cada 100 pesetas que producen los españoles, está a la cola de los índices de los países de la Comunidad Europea y de la OCDE de este 30% un 6,38% procede de los impuestos directos del Estado, un 8,13% de los indirectos, un 11,12% de las obligaciones sociales, y el resto, de las tasas y de aquellos impuestos que cobran ayuntamientos y comunidades autónomas.A pesar de que el índice de carga fiscal español es moderado, la presión que soportan quienes pagan escrupulosamente los impuestos no se aleja de los módulos europeos, como admitió el propio Borrell. Si no existiera el fraude, el actual sistema impositivo ofrecería una presión fiscal superior a la actual quizá en más de 10 puntos. A medida que mejore el control y la gestión tributaria, será, posible un aumento sustancial de la recaudación sin necesidad de incrementar los impuestos.

Los españoles, según señaló en su intervención el profesor Lagares Calvo, declara sólo el 48,9% de las rentas que obtiene. Incluso los más controlados, los asalariados, declaran el 38% de lo que ganan. Este fraude es incomparablemente mayor en otras rentas distintas a las del trabajo, donde la ocultación alcanza el 75%.

A esta actuación delictiva hay que sumar las facilidades evasoras que concedía la legislación para los grandes patrimonios, que hasta el pasado año han salido más beneficiados que en la situación anterior a la reforma fiscal. Como ejemplo, en 1983, a través del mecanismo de minoración de la base imponible por minusvalías patrimoniales, 1.450 españoles recibieron una devolución media de 2,3 millones de pesetas, con un tope máximo de 27,1 millones. Quinientos cuarenta y tres contribuyentes con más de 10 millones de ingresos anuales no pagaron nada a Hacienda.

José Borrell hizo un llamamiento al mejor cumplimiento de las obligaciones fiscales y criticó ciertos comportamientos corporativos de "un país oligopolizado socialmente". A este respecto afirmó que en ningún caso se va a eximir de pagar el IVA a escritores, abogados y periodistas, entre otros colectivos, que "esgrimen argumentos como que el pago del impuesto les corta la inspiración".

El peso de la inflación

El secretario de Estado de Hacienda admitió ciertos casos de injusticia en el impuesto sobre la renta, el excesivo peso de la renta del trabajo en la recaudación total (82%) y otros defectos estructurales, como el del impacto de la inflación sobre los impuestos que realmente se pagan. La no absorción del efecto del coste de la vida sobre las tarifas supone un aumento impositivo equivalente al IPC. En total, de un 8% este año.La reforma impositiva poniendo fin a dobles tributaciones, ayudas, subvenciones, exenciones y otros estímulos fue el principal argumento defendido ayer por los conferenciantes. Fuentes Quintana afirmó con rotundidad que "ha llegado el momento de bajar fuertemente los tipos y exigir el cumplimiento generalizado de las obligaciones fiscales". Señaló que el principio de la progresividad del IRPF tiene efectos peores sobre la recaudación y se ha convertido en un rasgo de "hipocresía social", ya que los altos tipos empujan al incumplimiento de las obligaciones fiscales.

Las tendencias en el mundo desarrollado son proceder a una reducción drástica y a una reconstrucción del cuadro fiscal en la que habría que incluir la "reconversión del gasto público", según señaló Lagares Calvo, como medio para reducir el déficit.

A pesar de que el déficit público alcanzó el pasado año 1,6 billones de pesetas (el 6,2% del PIB), la reforma fiscal iniciada en 1978 ha tenido efectos positivos. Gracias al incremento de la presión fiscal, que ha crecido a un ritmo de medio punto entre 1979 y 1982 y casi un punto cada uno de los tres últimos años, se ha evitado que el déficit fuera más desmesurado. El sistema vigente antes de 1977 hubiera dado como resultado un déficit en el pasado ejercicio de tres billones de pesetas, lo que equivale a un 10,5% del PIB.

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