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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un informe más bien optimista

A FINALES de mayo pasado el Banco de España hizo público su informe anual sobre la economía española y sus previsiones para lo que queda de año. La impresión general que produce su lectura es la de un cierto optimismo en cuanto a las perspectivas a corto plazo de la economía.La descripción que realiza el informe de la evolución económica del pasado año contiene observaciones y análisis de gran interés. A lo largo de sus páginas, y a veces en la misma página, se reflejan las dificultades de conciliar una política presupuestaria de signo expansivo (el déficit público, medido según las definiciones de la contabilidad nacional, pasó del 5,0 al 6,2% del PIB) y una política monetaria moderadamente restrictiva. El crecimiento monetario, ampliamente superior a los objetivos en la primera parte del año, fue reconducido en la segunda sin que los tipos de interés sufrieran un movimiento al alza. Se trata de una experiencia que, aunque influida por circunstancias excepcionales, merece la pena meditar.

También son de resaltar las consideraciones referentes al déficit del sector público. El fuerte aumento registrado el pasado año no se debió fundamentalmente a la Administración central, que, según el informe, se esforzó por limitar la progresión de los gastos corrientes, sino a la Seguridad Social, cuyo déficit creció en unos 10.000 millones de pesetas, y a los entes territoriales. El déficit de estos últimos alcanzó 97.000 millones de pesetas (en vez de 10.000 millones en 1984) y se debió a la fuerte progresión de los gastos corrientes. También son muy de agradecer las precisiones relativas a la magnitud del déficit público. Desde el punto de vista financiero, la cifra más significativa es la que se refiere a la necesidad de endeudamiento del conjunto de las administraciones, un concepto sorprendentemente olvidado en el informe de la OCDE. Al estimar esta magnitud, el Banco de España plantea explícitamente el problema de la contabilización de algunas operaciones realizadas en los últimos años y cuyos efectos han desaparecido como por encanto del déficit público: tal es el caso de la asunción de deudas del INI o de la operación Rumasa.El informe prevé un crecimiento del 3% de la economía en 1986. La argumentación que conduce a esta cifra no es muy convincente por cuanto que en el propio informe se señala que la desaceleración de la economía norteamericana y la depreciación del dólar hacían pensar a finales del pasado año que la economía española "difícilmente podía esperar una tasa de crecimiento del PIB superior al 2%" en 1986. Obviamente, la reducción del precio del petróleo ha cambiado el panorama para los países importadores; pero, como muy bien reconoce el informe, la incidencia media sobre los países de la OCDE será del orden de 0,6 puntos en 1986. El que, implícitamente, el impacto pueda estimarse en un punto para la economía española requeriría alguna explicación adicional, máxime si se tiene en cuenta la decisión de las autoridades de repercutir sólo parcialmente la reducción del precio del petróleo.

El informe recomienda acentuar la política de ajuste: el descenso de la inflación, el mantenimiento de la disciplina monetaria y la reducción del déficit público son problemas estrechamente interrelacionados que la economía española arrastra del pasado, pero cuya corrección se hace más necesaria tras el ingreso en la CE". El problema consiste en cómo llevar a cabo esta corrección sin trasladar al sector privado en general y a los parados en particular el coste del ajuste; planteadas así las cosas, es el sector público quien tiene, en definitiva, la palabra. En cualquier caso vamos a ver, en breve plazo, si el nuevo Gobierno atiende a las indicaciones y sugerencias del banco o se embarca en una política más reactivadora.

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